El ministro de Seguridad Pública y Asuntos Estratégicos de Israel, Gilad Erdan, ha dado orden a la Jefa del Servicio de Prisiones, Ofra Klinger, de prohibir que los presos del Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás) puedan ver los partidos del mundial de fútbol que comienza en Rusia el próximo junio. “No tengo ninguna intención de permitir que los terroristas de Hamás vean el Mundial de Fútbol, mientras retienen en Gaza los cuerpos de nuestros soldados y tienen secuestrados a nuestros ciudadanos”, ha confirmado el ministro en la prensa local.
El fútbol desata verdaderas pasiones entre los palestinos y el mundial de este año tiene un atractivo más para los seguidores árabes, la presencia de la estrella de la selección egipcia, Mohamed Shalah (del Liverpool), lesionado el pasado fin de semana en el hombro tras un encontronazo en la final de la Champions League con el defensa del Real Madrid, Sergio Ramos. A pesar de que según la BBC el astro egipcio podría tener que pasar por el quirófano, la Asociación de Fútbol Egipcia y el delantero de los faraones se muestran optimistas y creen que finalmente el jugador del club inglés estará recuperado para debutar el 15 de junio en el estadio de Ekaterinburgo, frente a Uruguay.
Un partido del que, de cumplirse los deseos del ministro israelí, los presos de Hamás no podrán disfrutar. “Cualquiera que se alinea con una cultura de asesinato y terrorismo no debe disfrutar de eventos deportivos internacionales cuyo fin es unir a los diferentes pueblos del mundo”, ha dicho Erdan tras presidir una reunión con los responsables del ramo para implementar sus órdenes.
El Corán no prohíbe el deporte, al contrario, lo considera beneficioso para el cuerpo y el alma, pero algunas interpretaciones radicales de Islam —como la de los talibán afganos o la deI ISIS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) que ha amenazado con ataques terroristas durante la celebración del mundial— condenan el culto al cuerpo y lo prohíben, porque consideran que distrae a los fieles de sus obligaciones religiosas. No es el caso de los islamistas de Hamás, por eso el ministro israelí está convencido de que la nueva medida será un verdadero castigo para ellos.
Según el reglamento penitenciario vigente (de 1997), los presos en Israel tienen derecho a ver la televisión, pero el ministro Erdan ha dado instrucciones para que se lleven a cabo las modificaciones de procedimiento necesarias para impedir que los reos del grupo islámista palestino tengan acceso a los canales por los que se emitirán los partidos del mundial. “Si no hay cambios legales, eso no solo afectará a los presos de Hamás, afectará a todos los presos palestinos considerados prisioneros de seguridad, porque todos están sujetos al mismo sistema”, asegura en conversación telefónica Raed Amer, presidente de la Sociedad de Prisioneros Palestinos, con sede en Nablus.
De acuerdo con los datos facilitados por esta organización de apoyo a las familias de los encarcelados, el número de presos palestinos en las cárceles israelíes asciende ya a 7.000. De ellos, 3.000 pertenecerían a Hamás, 3.500 a Fatah y el resto a otros grupos palestinos. “El maltrato a los prisioneros palestinos es constante, independientemente del grupo al que pertenezcan. Forma parte de la política de desgaste israelí. Prohibir el fútbol es una gota más en el océano de violaciones de los derechos básicos que sufren nuestros hermanos presos en las cárceles israelíes”, asegura Amer.
Pero para el ministro Erdan se trata de una medida legítima de presión para recuperar los restos de los soldados hebreos Hadar Goldin y Oron Shaul —desaparecidos en Gaza durante la contienda de 2014— y lograr el retorno de dos israelíes con sus facultades mentales mermadas, Avera Mengistu y Juba Abu Gamina, que se adentraron en la Franja por propia voluntad y que, se cree, están en manos de Hamás.