Educado en el nacionalcatolicismo del régimen de Franco, el jurista Jesús Aparicio Bernal (Madrid, 1929), que ocupó altos cargos durante la dictadura, ha decidido, a sus 88 años, lanzar “un libro disidente”, asegura, que “cuestiona los dogmas de la fe católica”, lo que el autor considera “un servicio público”. No te lo creas, presentado el pasado viernes en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid, está publicado por la editorial pamplonesa Laetoli, sello de divulgación científica y pensamiento cuyo director, Serafín Senosiain, describió este breve ensayo de 212 páginas como “un compendio ateo”. Mientras que el encargado de presentar la obra y a su autor, el director honorario de la Residencia de Estudiantes, José García Velasco, lo calificó el libro como "sobrio y ameno” que se erige en "defensa de la tolerancia, entendida esta no como la consideran algunos, como una claudicación ante el otro, el musulmán, por ejemplo, sino como la aceptación de que los demás pueden tener unas ideas contrarias a las mías y molestarme, pero tenemos que convivir”.
Con el subtítulo de La dudosa credibilidad de los dogmas de fe, Aparicio Bernal reflexiona en esta obra, “fruto de un año de trabajo y de muchos años de lecturas”, dijo, “sobre las verdades religiosas, y se intenta cooperar para desmontar las fábulas que han sido pilares de la religión católica, así como las evidentes incongruencias de sus enseñanzas”, declaró. Muchos años antes de ver esta luz, o quizás la oscuridad, Aparicio Bernal estuvo a punto de vestir los hábitos “y entrar en un seminario”, pero finalmente decidió dedicar buena parte de su vida a escrutar si lo que a generaciones de españoles se le inculcó como cierto, es tan inamovible.
También se ocupó de escalar puestos en la dictadura. Profesor adjunto de Derecho Mercantil, Aparicio Bernal fue jefe nacional del Sindicato Español Universitario (SEU), el del régimen de Franco, entre 1957 y 1962. El ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, lo nombró director general de Radiodifusión y Televisión, lo que hoy es RTVE, puesto que desempeñó de 1964 a 1969. El autor recuerda en el libro que, bajo su mandato en la televisión pública, España ganó dos años de forma consecutiva el festival de Eurovisión, con Massiel, en 1968, y Salomé, 1969.
De talante aperturista, incorporó a la única televisión que había en España a sus colaboradores en el SEU, “jóvenes inconformistas”, los llama en su prólogo, algunos de los cuales desarrollaron un papel protagonista en la Transición a la democracia, como el que sería presidente del Gobierno, Adolfo Suárez; o los que se convirtieron en miembros de su gabinete, como Rodolfo Martín Villa, que estuvo en el acto del Círculo, Juan José Rosón y Jesús Sancho Rof. Cuando llegó la democracia a España, Aparicio Bernal dejó la política y se dedicó a los negocios y a su profesión de abogado, aunque su interés por los medios de comunicación le impulsó a ser cofundador del semanario político de derechas Época, en 1985, publicación que presidió hasta 1990.
En su disertación sobre el catolicismo y sobre lo que ha querido contar en su obra, Aparicio Bernal criticó a una Iglesia que durante siglos “promovió la ignorancia de las dudas sobre sus verdades mediante los índices de libros prohibidos”, una institución, además, que “ha manipulado los textos bíblicos para adaptarlos a sus tesis”. En breves capítulos, el autor analiza y desmonta algunas de las bases "de la fe católica", como la creación divina, el alma humana inmortal, el pecado original, la resurrección de la carne… Todo ello le llevó a recordar la sociedad española en la que le tocó desarrollarse: "Un periodo de reproches a cualquier enfrentamiento a las creencias aceptadas”. Esa misma actitud, asumió con humor, llevará a que muchos católicos no quieran leer No te lo creas "porque se ataca a esas creencias".
Con los años, las lecturas y el “desarrollo intelectual” cuajó en este empresario un poso de “escepticismo y de defensa de la ciencia”. Precisamente, de uno de los grandes científicos de todos los tiempos, Albert Einstein, recordó una cita sobre lo que para él era la Biblia y que Aparicio Bernal considera absolutamente válida: “No es la palabra de Dios, sino un conjunto de historias respetables, pero no creíbles”.