Eden tenía cinco años, era demasiado pequeño para pasar por encima de la valla de madera, así que encontró un espacio para hacerlo por debajo y poder llegar al campo de futbol”, cuenta su padre Thierry, que fue uno de sus primeros entrenadores.
A mediados de los años 90, recuerdo que descubrí a un niño que estaba jugando allí pese a que no estaba permitido. Reconocí a Eden, que con los pies desnudos y desde los 16 metros, enviaba el balón sistemáticamente a la portería. Quedé impactado por ese muchacho, que apenas levantaba unos palmos del suelo”, recuerda Pascal Demoitiez, dirigente del club .
A sus 10 años había que estar ciego para no ver sus cualidades”, afirma el padre del futbolista. “Pero le dijimos que no debía soñar mucho con una carrera profesional, uno nunca sabe qué te reserva la vida, no quería que sufriera una gran decepción”, recuerda.
Un hueco en la valla de su jardín era la puerta de entrada del pequeño Eden Hazard desde su casa al campo de futbol que tenía justo al lado: el modesto estadio de Braine-le-Comte fue el lugar donde la estrella belga dio sus primeras patadas al balón.