Ha pasado poco más de un mes de la jornada electoral, que arrojó resultados sospechados, pero de magnitudes que sorprendieron. Después de este periodo de reflexión y análisis, podemos vislumbrar cinco razones de dieron paso a este fenómeno: 1) el desgaste histórico del sistema político; 2) los malos resultados del gobierno en turno; 3) la figura e imagen de Andrés Manuel López Obrador (AMLO); 4) un cambio generacional; 5) la decisión ciudadana de manifestar su voluntad.
Las primeras dos muy relacionadas con el secuestro de las instituciones, revelación de actos de corrupción y una crisis económica, política y social. Respecto a AMLO, canalizó las dos primeras razones ungiéndose como la alternativa para erradicarlas, lo que fue muy atractivo para la mayoría de los votantes.
En el mismo sentido, esta elección registró un alto porcentaje de votantes jóvenes, 39% de la lista nominal tienen entre 18 y 34 años, lo que refleja un cambio en la visión del sistema que se quiere. Finalmente, y la más destacada, la decisión ciudadana de manifestar su voluntad, que reflejó el deseo de empoderarse y tomar en sus manos el desarrollo de nuestro país.
El triunfo arrollador de MORENA no corresponde completamente a la figura de AMLO, también es muestra del interés ciudadano por activarse e involucrarse en las decisiones y acciones políticas. Bajo esta premisa, sin duda la ciudadanía no solo estará atenta al desempeño del nuevo gobierno. Asimismo, podrá recurrir a la amplia gama de espacios de participación ciudadana ya estipulados en la ley, que van desde la aportación a la planeación democrática hasta formar parte de los órganos de control ciudadano del desempeño gubernamental.
Sin duda los nuevos gobiernos tienen la oportunidad, histórica y última, de reivindicar el camino de este país; la ciudadanía la tiene de empoderarse y dejar claro de quién depende el cambio.