Eran las 5:30 cuando el despertador en la recámara de Alejandro Ricardo sonó para levantarlo por última vez, una hora más tarde habría abordado el autobús que lo llevaría a hacer un examen. Antes de subir se despidió de su padre, Eduardo Montes, quien esperaba que le avisara que ya estaba en la escuela, el mensaje nunca llegó pues dos sujetos le arrebataron la vida durante un asalto en el trayecto.
Don Eduardo, de quien emana la consternación y el duelo que vive por el hecho trágico que le arrancó la vida a su hijo y con ello la mitad de la suya, llora con los ojos secos.
"Normalmente cuando él hace un examen regresa a las 10:00 de la mañana, como las 11:00 yo no sabía nada de él, le empecé a llamar y más tarde me avisaron de su escuela que mi hijo no se presentó, están en exámenes finales, ahí me di cuenta de que algo pasaba porque yo lo dejé en la parada del camión".
Fueron horas de incertidumbre, de la que quema, de la que desgarra. El celular sonaba pero no había respuesta, y cada minuto que pasó, se le clavaba en la piel.
"Media hora después me llamaron de la Fiscalía (General de Justicia del Estado de México) en Lerma, informando que tenía que presentarme porque mi hijo había tenido un percance y ahí, cuando estuve ahí, me informaron los hechos, que había habido un asalto, no está muy claro qué sucedió y lo agredieron, le dieron dos balazos en su cuerpo".
El atraco del martes por la mañana, reportado en la esquina de Cinco de Mayo y Las Torres, no era el primero que vivía Ricardo, de hecho, era el tercero en la misma ruta Infonavit-Cinco de Mayo, incluso en el asalto previo se animó a denunciar por lo que uno de los delincuentes está preso en el penal de Almoloya.
"Estoy molesto con las autoridades porque ha habido varias quejas, de la misma línea (Colón Nacional), de los choferes, en la misma ruta han ocurrido estos hechos, son horas en las que está oscuro y eso lo aprovechan los delincuentes, ya saben dónde actuar y esto ha sido muy seguido. Pido que se haga algo con esa ruta. Esta vez le tocó a mi hijo, pero ahí viajan estudiantes de secundaria, trabajadores, secretarias…".
El cuerpo de Ricardo fue velado en el corazón de Toluca, ahí fue rodeado por sus familiares, por sus amigos, por su padre quien, a seis años de haber perdido a su esposa, antier perdió a su familia.
El silencio sólo reflejaba el dolor de la ausencia, arrancada de tajo al unísono con dos balazos. Ricardo se convirtió en una víctima más de la ola de violencia creciente en el transporte público, que los usuarios reclaman, ha rebaso a las autoridades.
Con el corazón roto y la vida sin sabor, el padre de Ricardo exige justicia con el aliento que le queda, quiere que los agresores paguen por haberle quitado la vida a su hijo de 28 años a un año de recibirse como ingerniero.
"Las pertenencias en caso de un asalto lo mejor es entregarlas, la vida no se recupera, las cosas sí".
