Unos 300 mil hombres, el 30% del ejército ruso -apoyados por mil aviones, 36 mil blindados, 80 buques y unidades aerotransportadas-, comenzarán hoy en Siberia y en Extremo Oriente los ejercicios militares más importantes de los últimos 37 años en la época de oro del imperio soviético.
Fuerzas chinas y mongoles intervendrán como “invitados” en las maniobras Vostok 2018 (Este 2018), que serán las más amplias desde el war game Zapad 1981 (Oste 1981), y tendrán una dimensión comparable a las mayores operaciones militares de la Segunda Guerra Mundial, según el experto alemán André Ballin.
Durante una semana, las fuerzas armadas rusas desplegarán lo mejor de su panoplia, desde los temibles misiles Iskander -capaces de transportes ojivas nucleares- hasta tanques T-80 y T-90 y los flamantes aviones de combate Su-34 y Su-35. En el mar, movilizará varias fragatas equipadas de misiles Kalibr, que fueron exitosamente probados en Siria.
Ese gigantesco ejercicio fue planificado como un mensaje para mostrar la potencia militar de Rusia a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
"Se trata de prepararse a una futura guerra mundial", según el experto militar ruso Pavel Felguengauer, analista del diario Novaia Gazeta. “El Estado Mayor ruso estima que (ese enfrentamiento) se producirá después de 2020 y tendrá la forma de una guerra global o una serie de conflictos regionales de amplitud. El enemigo será Estados Unidos y sus aliados”, conjetura Felguengauer.
Otro experto militar ruso, Igor Korochenko, desautorizó en cambio esa interpretación y aseguró que se trata de “maniobras regulares en las cuales se ensayan exclusivamente escenarios de operaciones defensivas, por lo cual no se puede hablar de ningún escenario de agresión o de preparativos para una guerra”. Las autoridades de Moscú explicaron que, por motivos de transparencia, los agregados militares de los países de la OTAN fueron invitados a las maniobras.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, explicó hace algunos días que la participación china traduce la “cooperación en todos los ámbitos” que existe actualmente con ese país. Pekín, a su vez, indicó que su presencia está destinada a mejorar las capacidades militares comunes de ambos países para que estén en condiciones de “hacer frente a cualquier tipo de amenaza a su seguridad”, pero aclaró que “no están dirigidas contra un tercer país”.
Japón, sin embargo, se siente directamente aludido por esa demostración de fuerza a poca distancia de su frontera. Un funcionario de la cancillería japonesa comentó que Tokio” siempre prestó atención a los cambios en la cooperación militar entre Rusia y China”.