La policía mexicana detuvo algunos minibuses y obligó a gente a abandonar la caravana de migrantes centroamericanos a pesar de que habían pagado boleto.
Los periodistas de The Associated Press vieron media docena de buses obligados a detenerse cerca de la población de Escuintla, Chiapas, donde la policía les cerró el paso con sus autos. Al mismo tiempo pasaba otra columna de migrantes a pie.
Los buses son el medio de transporte común entre localidades de la región.
El conductor Johnny Morales Castellanos le dijo que obligara a los migrantes a bajar porque "el seguro no los cubre porque son extranjeros".
No detuvieron a los migrantes, pero éstos tuvieron que continuar a pie el trayecto del día, de 75 kilómetros bajo el calor intenso, a menos que consigan otro transporte.
No estaba claro si se trataba de un esfuerzo para detener el avance de la caravana.
Los niños también forman parte de la caravana
Los niños parecen constituir de un 5 al 10% de los migrantes en una caravana que avanza desde el sur de México. Pero las esperanzas de los padres para su futuro y los temores de lo que podría pasarles en casa son claramente un motivo para irse de sus países.
Ludin Girón es una vendedora ambulante de Choloma, Honduras, que viajaba en una moto-taxi diseñada junto con sus tres hijos pequeños, además de otra madre y su hija. Girón dice que los niños siempre están en peligro frente a las pandillas en Honduras.
La caravana reanudó su paso antes del amanecer en la ciudad de Huixtla. Los migrantes esperan avanzar otros 72 kilómetros el miércoles hasta la localidad de Mapastepec.