Acostumbrados a "apellidar" a festivales realizados con impulso municipal como "Culturales" pero con una tonalidad más bien comercial, debemos de tener en cuenta algunos casos. El primero es el Festival Quimera que se realiza en Metepec, éste ha tenido una tendencia cada más ligada al rock y sus diferentes fusiones. De los más de 30 headliners que se han tenido de 2016 a 2018, 20 han sido artístas del mainstream, lo que me lleva a pensar en dos cosas: la primera, una curaduría anquilosada de tendencias 90eras o falta de experiencia en otras artes para hacer que la tendencia sea a la cultura de las artes clásicas o contemporáneas. La segunda refiere a lo empírico, a esos frames del globalismo donde cualquiera es buena idea.
No hay que perder de vista que mientras no se piense (y se investigue) ese puente entre lo glocal y lo global seguirá sin ser más que, como lo define Marc Auge, un "no lugar", esa "fantasmagória" (en el sentido de Arnaldo Silva) de pasarela más que un real acercamiento al arte para que se practique, se haga y se reproduzca.
Otro caso muy particular que aunque no cuenta con una curaduría per se (se contratan a empresas para que las hagan) es el caso del "Festival de las Almas" que aunque aplaudo el hecho por el cual se creo, no entiendo ya su quehacer cultural. Si bien es conocido la falta de compromiso por crear una política cultural con base en este festival, las decisiones complicadas de traer a artístas en vuelos privados que cuestan 80 mil dolares (ejemplo de la edición de 2018) o por caprichos de directores, creo que este debiese ser aquel que dicte la dinámica a los municipios, que sea el modelo o la meta que superar, lástimosamente se ha convertido en otro más, en el pretexto de ir a vacacionar o a escuchar más rock.
Creo que en este esfuerzo que hace el creciente festival de Toluca, donde lo primero es el motivo lúdico de un sitio, de su gente en el groso y no tanto de seguir en el clasicismo o de obedecer sólo a los clubes culturales (porque tampoco los festivales lo hacen) sino más bien, creo, de posicionar a la capital del Estado al que los demás festivales pertenecen. No sé que tanto estoy de acuerdo con la programación pero creo que si existieran otros artístas principales más apegados a la cultura tampoco tendría el efecto deseado. Pensemos que dirían de festivales como el Vive Latino donde hay otras tendencias como la cumbia, la banda o el norteño.
En mi apreciación, debiesemos de ir más sobre una cosmovisión más modernista, más ubicada a las nuevas generaciones y con tendencias interdisciplinarias que sean cada vez más atractivas y formadoras más que sumar el número de asistentes por tener a artistas del mainstream gratuitas.