Un tesoro de sacrificios aztecas, incluido un jaguar ricamente adornado y vestido como un guerrero, fue descubierto en el centro de la Ciudad de México y podría llevar a los arqueólogos al hallazgo más tentador hasta el momento: la tumba de un emperador azteca.
Encontrados en los escalones del Templo Mayor, el recinto más sagrado de los aztecas durante el reinado del gobernante con más poder del imperio, las ofrendas de sacrificio también incluyen un niño pequeño, vestido para parecerse al dios de la guerra y la deidad solar azteca. Incluyen además un juego de cuchillos de madreperla y piedras preciosas.
Las ofrendas fueron depositadas por los sacerdotes aztecas hace más de cinco siglos en una plataforma circular y ritual, una vez ubicada frente al templo, donde los primeros relatos históricos describen el lugar de descanso final de los reyes aztecas.
Ninguno de estos detalles ha sido reportado anteriormente y tal descubrimiento marcaría la primera vez, ya que no se ha encontrado ningún entierro azteca a pesar de décadas de excavaciones.
“Nunca hemos hallado eso y tenemos ahora la enorme expectativa, dijo el arqueólogo principal, Leonardo López Lujan. “Suponemos conforme vayamos profundizando vamos a seguir encontrando objetos muy ricos”.
La ofrenda de jaguar, que se encuentra en una gran caja rectangular de piedra que habría sido el centro de la plataforma circular, ha despertado una emoción particular.
Sólo se ha excavado una décima parte del contenido de la caja, pero ya se ha encontrado una gran variedad de artefactos cerca de la parte superior. Entre los contenidos se encuentran una lanza y un disco de madera tallada colocados en la espalda del felino, que era el emblema de la deidad patrona azteca Huitzilopochtli, el dios de la guerra y del sol.
Se identificó una capa de ofrendas acuáticas colocadas en la parte superior del jaguar orientado hacia el oeste, que incluye una gran cantidad de conchas, estrellas de mar de color rojo brillante y coral.
Estos probablemente representan el inframundo acuático por el que los aztecas creían que el sol viajaba antes de salir a la superficie al este para comenzar un nuevo día.
También se ha encontrado un ibis espatulado, un ave rosa de la familia de los flamencos, el cual asoció con guerreros y gobernantes, y se pensó que representaba a sus espíritus en su descenso al inframundo.
“Lo podremos ver una vez que podamos retirar una cama de corales que está tapándonos lo que esta abajo del depósito”, dijo el arqueólogo Miguel Báez.
SOCIEDAD GUERRERA
Varias décadas después de la conquista, los cronistas detallaron los ritos funerarios de tres reyes aztecas, todos hermanos que gobernaron desde 1469 hasta 1502.
Según estos relatos, los restos cremados de los gobernantes se depositaron con ofrendas lujosas y los corazones de esclavos sacrificados en o cerca de la plataforma circular.
En 2006, un monolito masivo de la diosa azteca de la tierra fue descubierto cerca con una inscripción del año 1502, cuando murió el gobernante más grande del imperio y el último de los hermanos, Ahuízotl.
Elizabeth Boone, una especialista en las culturas antiguas de México en la Universidad de Tulane, señala que la muerte de Ahuízotl se habría marcado con una memorización lujosa y que el jaguar puede representar al rey como un guerrero.
“Podrías tener a Ahuízotl en esa caja”, dijo Boone. Se espera que el meticuloso análisis continúe, aunque las dificultades prácticas pesan sobre los arqueólogos.