La biblioteca personal de José Luis Cuevas ha sido desmantelada y vendida por unos cuantos pesos en la calle, también las repisas del acervo bibliográfico que se conserva en el museo que lleva el nombre del artista plástico “están en un estado desastroso” y con faltantes que incluyen las carpetas de fotografías personales de El Gato Macho y su familia.
Eduardo Cabrera Núñez, quien fuera contratado como bibliotecario por el mismo José Luis Cuevas para organizar la biblioteca del museo, denunció que hace tres años pudo constatar el estado en el que se encuentra el acervo: “Hay una biblioteca desmantelada y faltan los portafolios de fotografías relativos a la familia Cuevas Riestra, los sacó la directora (Beatriz del Carmen) Bazán, son como 14 o 15 portafolios”.
“A mí me consta porque hace tres años el ingeniero Salvador Vázquez Araujo, que a la fecha es el apoderado legal del museo, me pidió que acudiera a hacer un dictamen de la biblioteca y del Centro de Documentación que yo organicé”, cuenta en entrevista con El Heraldo de México.
Cabrera trabajó en el museo durante 13 años. Llegó en 1992, tres días antes de su apertura: una vecina que se desempeñó como administradora del espacio, se lo recomendó a Cuevas, quien lo contrató cuando supo que había trabajado durante 17 años en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. La idea era concentrar en los anaqueles todo lo relativo a la trayectoria del artista mexicano, así como aquellos materiales que hablaran de su influencia en otros creadores.
Cuando el bibliotecario llegó al museo, recuerda, “ya todos los libros estaban revueltos con una clasificación de quién sabe dónde, que no correspondía a la que yo había hecho y que se usa en muchas bibliotecas, la que aprendí en la Biblioteca del Congreso. No podría decir a ciencia cierta si faltaba algo porque para eso se necesitaban años y yo sólo estuve tres días, pero la biblioteca estaba en un estado desastroso”.
En ese momento, Vázquez Araujo y la viuda de Cuevas se habían distanciado; Cabrera cree que el apoderado legal del museo quería protegerse, encargando un dictamen, ante la situación en la que veía que se encontraba la biblioteca y el acervo.
“Lo que si ví es que ya no estaban los 15 portafolios de poliuretano conteniendo las fotos de la familia, de Bertha (Riestra, primera esposa de Cuevas, fallecida en 2000), de las hijas y de los nietos”.
Cabrera explica que a él también le tocó revisar las 177 carpetas con archivos personales y que recibió los diferentes tomos de scrapbooks que el mismo Cuevas elaboró con toda la información que de él se publicaba, desde 1953. “Llegaban hasta 1991 y a partir del 92 ya se fueron guardando todos esos recortes, posters, invitaciones, y todo lo relacionado con él, en cajas de poliuretano”.
La biblioteca del museo se fue armando con el material que el mismo artista sacaba de su estudio, “era muy obsesivo, guardaba todo y mucho lo mandaba para allá”, agrega.
Este diario constató que la biblioteca del museo permanece cerrada y sin acceso al público. Tampoco hay esperanzas de que pueda abrir pronto; de acuerdo con personal del recinto, actualmente se lleva a cabo el inventario del acervo y el trabajo podría tardar seis meses más.
En tanto, el pintor Agustín Portillo, amigo de la viuda de Cuevas, informó que “hay una fecha tentativa a mediados de mayo” para que Carmen Beatriz Bazán informe sobre el estado de la biblioteca del artista.
El mes pasado, las hijas de Cuevas encendieron las redes sociales después de retomar la historia de un usuario de Twitter que compró en un puesto callejero un libro que perteneció a la biblioteca personal del artista por sólo 25 pesos.