Juan José Muñante era más rápido que el viento. Le decían La Cobra, por su forma de moverse en el juego, pero también era un jet. Sobre todo, un Maestro, para los jugadores más jóvenes de su época. Con Pumas, el peruano logró un campeonato en la temporada 1976-1977, al lado de viejos héroes como Hugo Sánchez, Cabinho, (Geraldo) Cándido y Spencer Coelho.
Los mismos que alguna vez lo vieron bailando salsa, en medio de un entrenamiento. De todas sus batallas, la única que no pudo vencer La Cobra fue contra el cáncer de pulmón. Ayer su familia confirmó su muerte, en Florida, EU. El hombre de las camisas floreadas, las gorras de color y los pasos de salsa terminó su historia, lejos de Pumas.
De ese lugar en el que consiguió más que un título y del que fue parte en una de las mejores épocas que se recuerden.
“Nunca volví a ver a alguien como él”, confesó José Luis Pareja López, con quien compartió vestidor en el cuadro universitario. “Tú no veías a un jugador tenso, sino relajado; jugando con alegría. Él nos decía a los más jóvenes: ‘A ver, ustedes no se metan en problemas, dénsela al que sabe’ y el que sabía era él. Te hacía reír, pero para nosotros, era El Maestro“, añadió.
Alguna vez, en el Mundial de Argentina 78, César Luis Menotti consideró a Muñante entre los siete mejores extremos derechos en la historia del futbol. La anécdota va más allá para Jesús Ramírez, que solía ser su relevo.
“Fue, sin duda, uno de los mejores extranjeros que han venido a México. Para él el futbol era diversión, baile, algo menos serio, pero lo jugaba como genio”, dijo
La Cobra fue el viento, el más rápido. Y, ahora, un inmortal.
