La Alameda Central, el primer jardín público de América Latina, perdió más de la mitad de su arbolado en menos de 10 años.
De acuerdo con un censo diagnóstico de la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial (Paot), practicado en abril de 2010, este espacio contaba con dos mil 285 ejemplares.
Mientras que, según otro censo practicado en 2018, contenido en el documento de la Paot denominado Las áreas verdes de la Ciudad de México, Una visión integral, señala que ahora este espacio público posee mil 82 árboles. Esto representa una reducción del 52.6% de lo que tenía al inicio de esta década.
En el primer censo, la Paot documentó que de los dos mil 285 ejemplares que tenía el parque, sólo 388 contaban con un estado fitosanitario —salud de las plantas— bueno. Es decir, sólo 17 por ciento, mientras que mil 221 eran aceptables.
El resto, 666, fueron considerados con riesgo, plaga, o con alguna enfermedad que ponía en peligro su sobrevivencia.
Dichos ejemplares auguraban la decadencia del arbolado de este espacio de la CDMX: 169 árboles de riesgo, 295 infestados con muérdago y 202 afectados por otras plagas, enfermedades o fisiopatías. Esto se traducía en que casi el 30 por ciento restante sufría padecimientos que los empujaban su desaparición.
En el censo diagnóstico de 2010, la Procuraduría hizo una serie de recomendaciones, en la que consideraba que “existe una sobredensidad arbórea, se recomienda buscar zonas aledañas en el Centro Histórico para realizar la restitución del arbolado derribado”.
Así como que esta área verde necesitaba un programa de mantenimiento que garantice la conservación del arbolado de conformidad con las especificaciones del apartado 8 de Mantenimiento de la Norma Ambiental para el Distrito Federal NADF-006-RNAT-2004.
En 2015 se practicó otro censo, en el que se contabilizaron mil 82 árboles, incluidos 50 que ya estaban muertos y que el propio dictamen sugería derribar.
El dictamen técnico demostraba que se había perdido más de la mitad, en el periodo en que se realizó la remodelación de la Alameda, en marzo de 2012.
Además, de los sobrevivientes, 148 se encontraban en un estado declinante incipiente, que se refiere al estado general del árbol, el cual muestra daños mecánicos, insectos o enfermedades y es susceptible de mejorar.
Sin embargo, en el censo realizado en 2018, se reveló que el 78 por ciento de los mil 82 árboles que se mantienen se encuentra en muy buena y buena condición.
El 14 por ciento está en un estado declinante incipiente; 3 por ciento, declinante severo, y el 5 por ciento restante ya se encuentra muerto.
Durante su creación, en la Alameda Central se sembraron de mil 500 a 4 mil álamos, alternado con ahuehuetes, sauces y olivos, pero tiempo después fueron reemplazados paulatinamente con fresnos.