El libro en México enfrenta no sólo un problema de distribución y acceso, sino también un lío de carácter cultural y simbólico: “cuando se dice el libro es caro, ¿es caro con respecto a qué?, ¿respecto a un plato de comida o de unos tenis de marca?”, se pregunta Fernando Esteves Fros, director general de Ediciones SM México.
El librero opina que, si bien en un país con niveles de pobreza de 40 por ciento como lo es México,se requiere garantizar el acceso al libro con precios accesibles, la problemática real de la falta de lectores tiene que ver con la incapacidad del Estado para crear políticas públicas que vayan más allá de un periodo gubernamental.
Conseguir buenos lectores, “no es tan evidente que lo hagas solamente por bajar el nivel del precio, hay que trabajar en varios aspectos y como no hay solución de un día para otro, entramos al gran problema de América Latina que tiene que ver con que no hay políticas que trasciendan un periodo de gobierno”, afirmó.
En medio de la discusión que México vive para impulsar una nueva reforma educativa que deje atrás la de la administración de Enrique Peña Nieto y la implementación de una nueva política de Estado en torno al libro, que ha puesto su principal apuesta en la reducción de su costo, estudiosos, promotores de la lectura, libreros y escritores, se reúnen en la Ciudad de México para participar en la edición 12 del Seminario Internacional de Educación Integral (SIEI).
Este año, el foro gira en torno al tema “Leer para escribir un mundo mejor” e intenta, como en sus ediciones anteriores, abrir un espacio de reflexión y análisis para replantear el significado de leer y escribir en el siglo XXI: el debate no puede llegar en mejor momento para México, que sigue manteniendo el penoso último lugar del informe PISA, sobre lectura.
“Ha fallado todo”, dijo, sin dudarlo, Irma Ibarra, gerente de la línea de negocio de literatura infantil y juvenil de SM.
Pero la promotora coincide con Esteves en que el principal problema ha estado en la continuidad, en la posibilidad de dar seguimiento a las políticas educativas y de promoción de la lectura y el libro.
El problema, piensa, es multifactorial, “tiene que ver con la formación de los maestros, con la seriedad con que se toma la selección de libros y la dotación de ellos porque leer también es una práctica social; no podemos esperar que la gente lea si el libro no es un objeto con el cual se conviva de manera cotidiana: hay mucha gente que declara no ser lectora porque no se siente con las características que socialmente corresponden a un lector”, agregó.
Además de conferencias magistrales que incluyeron a la escritora española Rosa Montero, el encuentro que concluye hoy, aborda temas como la comprensión de la lectura en la era digital, las dificultades de formar un lector de literatura; la lectura y la escritura en la escuela o el papel transformador de las bibliotecas escolares en las escuelas del Siglo XXI.