El Departamento de Estado de Estados Unidos agregó ayer una nueva advertencia a viajeros norteamericanos, sobre el riesgo de que sean secuestrados o tomados como rehenes. La lista inicial incluye a México y Venezuela, además de Afganistán, Líbano y Uganda.
Las advertencias emitidas por el Departamento incluían hasta ahora criminalidad, malestar civil o la posibilidad de actos terroristas. El nuevo indicador K (kidnapping o secuestro) será emitido para 35 países.
El Departamento dijo que se agregó el nuevo indicador para que los viajeros estadounidenses estén debidamente informados sobre su seguridad.
Hace unos días una mujer de California fue liberada luego de permanecer una semana secuestrada por hombres armados en un parque nacional en Uganda.
En el caso de México, EU advirtió a sus ciudadanos sobre las áreas de mayor peligrosidad por delitos violentos como secuestro, homicidio, robo y robo de vehículos.
El listado de entidades mexicanas donde se advierte de no viajar si no es necesario son Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo ayer que tendrá que movilizar a más militares en la frontera con México, tras escuchar historias sobre inmigrantes que cruzan al país de personas que asistieron a un acto republicano para recaudar fondos.
“Voy a tener que llamar a más militares”, dijo Trump.
El mandatario afirmó que algunas de las personas que cruzan la frontera están muriendo en ranchos estadounidenses tras el viaje.
El presidente interrumpió su conversación con donantes republicanos para que los periodistas pudieran escuchar historias sobre la frontera. “Hay muchas, muchas personas muertas”, refirió Trump, refiriéndose a los migrantes que dijo que habían fallecido en su viaje. “También entran y asaltan sus casas, lo que es muy peligroso”, dijo Trump, refiriéndose a gente afectada por la llegada de migrantes.
Hay cerca de seis mil efectivos en servicio y tropas de la Guardia Nacional cerca de la frontera. En febrero, Trump había desplegado otros tres mil 750 soldados estadounidenses para apoyar a los agentes de la Patrulla Fronteriza.
A finales de ese mes, los gobernadores demócratas de estados como Wisconsin, Nuevo México y California retiraron sus tropas de la Guardia Nacional, diciendo que no había pruebas suficientes de una crisis de seguridad que lo justificara.