Por: Juan Garduño
Tras 84 días de huelga, diversos sectores de la comunidad de la Universidad Autónoma Metropolitana realizaron una marcha para manifestar su inconformidad. Ésta fue convocada por un grupo de profesores distinguidos (padres fundadores de la Universidad) para realizarse el jueves 25 de abril de 2019, a las 16:00 hrs., saliendo del Palacio de Bellas Artes y cuyo destino era el Zócalo de la Ciudad de México. Tras ellos se unieron grupos de estudiantes de las distintas unidades, gente de los espacios universitarios, miembros del naciente sindicato de profesores, SPAUAM, así como académicos y administrativos, además de miembros del SITUAM que ya no están de acuerdo con su sindicato. El punto de reunión se empezó a llenar antes de la hora acordada, al mitin inició puntualmente señalando la razón de las inconformidades y se avanzó hacia el Zócalo. Los miembros del contingente lanzaban consignas reclamando su derecho a continuar con las actividades académicas, fuente de saber y trabajo, esencia de la Universidad. La intención era clara: mantener una “Casa Abierta al Tiempo” por encima de la intransigencia de una facción sindical que abraza la imposición como única vía.
Tras numerosas negociaciones entre el sindicato y la Universidad, transmitidas por redes sociales, la comunidad ha notado el poco avance que hay en ellas: el diálogo se ha estancado y en consecuencia se han paralizado las investigaciones, se han suspendido las actividades programadas para un trimestre que, ahora perdido, deja a los departamentos sin condiciones para cumplir con los plazos de las publicaciones académicas que responden a cierta periodicidad y a compromisos editoriales internacionales. Ni que decir de la realización de trámites, la entrega de títulos y la realización de convenios con otras instituciones, tanto nacionales como extranjeras. La discusión en las redes sociales se vio reflejada en esta marcha, pues distintos sectores de la Universidad se unieron para salir a reclamar una causa común: “Abrir la Universidad, ya”, “Abrir la UAM”.
Al llegar al Zócalo, se había instalado un sencillo templete con un equipo de sonido muy básico, era evidente que la marcha no tiene los recursos de otros grupos nutridos del sindicalismo, su fuerza radica en la espontaneidad y la buena voluntad de sus organizadores. En él, tres profesores distinguidos y una alumna expusieron las razones de su desacuerdo. Se coincide en el punto de que los recursos de la UAM son limitados, no hubo aumento en el presupuesto y la Universidad ya ofreció todo lo que estaba en sus manos. Por otra parte, tras haber llegado a un acuerdo en 32 de 35 demandas del pliego petitorio, el SITUAM insiste en mantener la huelga si no obtienen el aumento del 20% a su salario. Esto ha sido un punto de no retorno. Cabe decir que al iniciar la huelga, ésta se llevó a cabo con poco más de la mitad de los votos a favor, mientras que la comunidad no sindicalizada, lo que incluye a los alumnos, en su mayoría se manifestaron en contra. El SITUAM ha desdeñado la postura de grupos que piensan diferente de ellos y que tienen otra visión institucional, ha menospreciado a los alumnos con frases como: “Si no te parece, vete al Tec, allí no hay huelgas”, “Ustedes sólo están de paso y nosotros nos quedamos”, y estigmatizando en particular a una alumna de doctorado llamándola “#Ladynasa”. Eso muestra claramente su olvido del sector estudiantil como razón de ser de la institución. Por otra parte, debido a que la mayoría de los académicos no es sindicalizado, al querer formar el suyo, le llaman “blanco”, “Sindicato a modo de la patronal”, mostrando su insensibilidad a la diferencia. El SITUAM ha puesto a gran parte de la comunidad en su contra y luego reclama la falta de apoyo, sin realizar un ejercicio autocrítico que le permitiría llegar a más personas. Por su parte, la institución que enfrenta grandes problemas, por ejemplo, la reconstrucción de un edificio en la Unidad Iztapalapa, afectado por el sismo del 19 de septiembre de 2017, se ve impedida en ofrecer más de lo que ha puesto sobre la mesa.
El SITUAM se jacta en decir que sólo ellos pueden terminar la huelga y sólo a ellos les compete esa decisión, sin importar lo que opine la comunidad. Para mantener su lucha, una vez agotado su fondo de resistencia, han recurrido a los “casetazos” que muchos reprueban, pues no dan una buena imagen a la Universidad, ni hay claridad acerca de cómo se redistribuye ese dinero. Frente a los métodos del sindicato, cada vez más unilaterales y sectarios, la marcha de este día se suma a las acciones que buscan hacerle saber que la comunidad está en desacuerdo con la intransigencia de una huelga infructuosa y renuente a salvaguardar los intereses de la institución en su conjunto, una marcha que terminaría con una porra que dice: “No somos uno, no somos cien, SITUAM, cuéntanos bien”.
