En 1950, Graciela Olmos, mejor conocida como La Bandida, era dueña del burdel más famoso que ha existido en la Ciudad de México. Ubicado en Durango 247, justo enfrente de donde estaba el Toreo de la Condesa, la casa recibía a políticos, intelectuales y ricos de la época. Con ellos, la madrota se divertía sin pudor.
Un audio de apenas ocho minutos permite conocer esas tertulias. Colocado entre los miles de archivos sonoros que conserva la Fonoteca Nacional, un LP grabado de manera directa, conserva la voz de Olmos cantando corridos leperos en contra del gabinete de Miguel Alemán Valdés: “Se la pasa albureándolos, a Lombardo (Toledano), a Ramón Beteta, al mismo Alemán”, cuenta a El Heraldo de México, el director del organismo, Pável Granados.
En la grabación, que está en proceso de digitalización para ser difundida, acompañan a La Bandida dos guitarras: “pueden ser Los Panchos o Los Diamantes, todos se están riendo. En el burdel se iniciaron cantando, por ejemplo, Marco Antonio Muñiz y Pepe Jara; ella es la autora de “La enramada”, que cantaban Los Tres Ases y de “El Siete Leguas”, corrido que habla del caballo de Villa. Ahí recibía a Alfonso Reyes, a Gabriel Figueroa, a todos, era el único lugar de la ciudad que no cerraba a la una de la mañana”.
Ese y otros tesoros como las voces de Isidro Fabela, de Salvador Novo, de Javier de Icaza, o los entrevistas que hizo Elena Poniatowska como periodista, contenidas en 400 casetes; así como 146 mil cintas de la XEW, entre muchos más archivos, conserva la Fonoteca. “Tenemos 557 mil 507 archivos ya inventariados, más unos 40 mil que están en proceso de inventario, es decir, estamos llegando a los 600 mil archivos”.
El especialista en música popular llegó a la dirección del organismo con la administración de Alejandra Frausto. Su apuesta, afirma, será por la investigación. Granados quiere consolidar un área de investigación que pueda vincular el patrimonio documental sonoro con la gente. Hasta ahora, hay quien se encarga de estudiar la música popular mexicana, la tradicional y la de orquesta, pero piensa que es necesario ampliar a géneros y temas como el rock, la literatura o la misma radio.
La austeridad de la Cuarta Transformación, dice, “es hacer lo necesario sin duplicar recursos”. Con su llegada, afirma, 90 por ciento del personal siguió contratado y en lugar de irregularidades, como sucedió en otras dependencias, sólo ubicó que la administración de María Cristina García Cepeda, realizaba desde la Fonoteca la programación de “La Cultura A-Pantalla”, proyecto al que destinó más de 60 mdp.