En Red Bull están sorprendidos de la potencia y, sobre todo, de la capacidad de recuperación de energía eléctrica que está mostrando el motor Ferrari de 2019. Así, después de señalar repetidas veces que las deficiencias del RB15 son aerodinámicas, ahora señalan también al propulsor como fuente de su desventaja.
"El año pasado nos ganaron en la fase de aceleración. A máxima velocidad estábamos igualados. Ahora son más rápidos en las rectas de principio a fin. Nuestra velocidad en la recta no da para más en un punto determinado porque el MGU-K ya no entrega potencia. El MGU-K de Ferrari siempre está encendido, no se apaga", asegura Adrian Newey, director técnico de Red Bull en 'Auto Motor und Sport'.
Es decir, que con el motor Honda (tenían Renault el año pasado) ya están notando que la velocidad se ha resentido en el final de las rectas, en uno de sus puntos débiles tradicionales de los japoneses desde que volvieron a la F1, la recuperación y almacenamiento de energía eléctrica para ayudar al motor de combustión interna.
"Parece que tienen ventaja en el motor de combustión y en la energía eléctrica, pero pensábamos que la FIA había eliminado todos los posibles vacíos legales de la normativa", afirma Newey, sembrado dudas sobre si Ferrari se está saltando el reglamento con sus actuales propulsores.
Christian Horner, director deportivo de Red Bull, se suma a las sospechas, esta vez en el combustible utilizado, que pasa un control de la FIA tras cada una de las sesiones libres y oficiales de cada Gran Premio, es decir, cinco por cada fin de semana y en todos los coches. ""El combustible del garaje de Ferrari huele a zumo de pomelo", afirma el técnico británico.