Oficiales de las fuerzas militares de Venezuela supervisaban la venta de gasolina en algunos estados del país para mantener el orden, amenazado por conductores molestos que deben aguardar hasta más de 12 horas en algunos lugares para surtir sus vehículos.
Las filas de automóviles reaparecieron en el país, que sufre una severa crisis económica, debido a una profunda caída de las importaciones agudizada por sanciones internacionales y a la paralización de la segunda refinería más grande del país.