Por: Juan Garduño
Los problemas de contingencia ambiental en primavera son cada vez más habituales en la Ciudad de México y el área conurbada. En los últimos años se ha agudizado de manera alarmante debido al calentamiento global, sin embargo, conviene ver cuáles son los antecedentes históricos que han llevado a esta álgida crisis ambiental. La fundación de Tenochtitlan se realizó sobre una Ciénega pantanosa. El valle que ocupaban los habitantes prehispánicos, y cuya gloria fue alcanzada con el imperio azteca eran cinco lagos que en épocas de lluvia se convertían en uno solo. Estos lagos eran: Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. Para controlar las aguas de la cuenca del Valle de México, el genio de la antigüedad, Netzahualcóyotl diseño un dique que salía del Cerro de la Estrella y llegaba hasta el Cerro del Tepeyac. Esta obra arquitectónica permitía que sus compuertas, al ser bajadas, controlaban el nivel del agua en la ciudad; pero al ser levantadas, limpiaban los canales de la ciudad. Cuando el cronista Bernal Díaz del Castillo vio la ciudad por vez primera, imaginó estar en el paraíso, gracias a sus crónicas, inspiró a Carlos Fuentes para escribir La región más transparente.
Con la llegada de los españoles y la caída de los aztecas cambió el diseño de la ciudad. La nueva mentalidad buscaba desecar la cuenca sobre la que se había diseñado una de las ciudades más maravillosas de la historia de la humanidad. Esto ocasionó numerosos problemas, por ejemplo, la gran inundación de la Ciudad de México que duró de 1629 a 1631, dejándola al borde del colapso. La política de desecación no cambió, pajo el gobierno de Porfirio Díaz se hizo un túnel en la parte norponiente de la ciudad para desechar todas las aguas negras y pluviales en el estado de Hidalgo. Hacia 1900 la ciudad comenzó a hundirse, al mismo tiempo que se desecaba, lo cual ocasionó la numerosa pérdida de vegetación y fauna (hoy en día el ajolote, especie endémica, se encuentra en peligro de extinción). Lo más irónico del asunto es que la región que abundaba en agua ahora carece de ella. A partir de 1953 se empezó a importar agua del sistema Cutzamala y en la década de 1970, también de Lerma, afectando a las comunidades mazahuas del valle de Toluca.
La centralización del país, la demanda de viviendas, la invasión de predios ecológicos, la construcción irregular de unidades habitacionales y casas de interés social, han creado la sobrepoblación de la ciudad, arrasando importantes bosques dentro del Valle de México. La depredación de la flora, ha sido la causante de la extinción de la fauna. Donde antes se veían numerosas aves, se podía pescar y se hacían tres cosechas de maíz al año, ahora solo queda un páramo contaminado, con un clima extremo y sumamente contingente. La tala de bosques de las sierras que rodean a la Ciudad de México continúa, pero también dentro de la ciudad para la construcción de centros comerciales y lujosos departamentos impulsados por inmobiliarias con nula preocupación de sustentabilidad.
Juntos estos problemas han llevado a la crisis que vive la ciudad y que se remontan a casi cinco siglos. La falta de árboles y espacios comunes para plantarlos, la desecación de los lagos y ríos, la extinción de la fauna y el desmedido crecimiento de la población, no dan tiempo para la regulación del clima y el abatimiento de la contaminación en la Ciudad. Debemos repensar la ciudad y las medidas a tomar para conservarla en un momento en que esto se hace urgente.
