Cinco siglos después de su muerte, Leonardo da Vinci sigue siendo una obsesión. Alto, bien parecido, vanidoso, con el pelo largo y cobrizo, pero también un hombre que desde pequeño sufrió el desprecio de sus padres, que pocas veces terminaba los encargos que le encomendaban y que cerró cualquier rendija para conocer su vida interior, así fue el genio renacentista.
Una nueva película intenta comprender al florentino adentrándose en su vida. El director es Jesús Garcés Lambert, quien ya triunfó con su documental L’anima e Il sangue (Caravaggio. El alma y la sangre), y su título no podía ser más directo: Io, Leonardo (Yo, Leonardo).
“Lo que llegó a nuestras manos de Leonardo son más de 6 mil 500 escritos, pero en esas páginas no hay nada de su vida personal, él era un grafómano que escribía todo lo que le pasaba por la mente, pero no escribió nada sobre su vida”, dijo desde Italia, el cineasta en el teléfono, quien ha optado por acercarse al también anatomista e inventor, a través de los personajes que mantuvieron alguna relación con él.
“La película entra en ese punto de vista personal, por las pequeñas grietas que se creaban con las personas que lo conocieron, con las que escribieron de él y las que estuvieron a su alrededor como es su discípulo preferido, Salai (Gian Giacomo Caprotti da Oreno)”, contó.
Para construir su historia de ficción, Garcés Lambert acudió a la asesoría científica de Pietro Marani, profesor del Politécnico de Milán y miembro del Comité Nacional para las Celebraciones del 500 aniversario de la muerte de Leonardo.
“Mi película es un viaje en su historia, en su mente, parto desde que nace, es abandonado por su madre y se lo lleva su papá. ¿Qué genera en una persona?, ¿qué tipo de personalidad?, él se refugia en la naturaleza, en sus estudios, tratándose de alejar de lo que es el estigma de ser un hijo bastardo”, explicó.
Garcés Lambert sabe que adentrarse en la vida interior de un genio puede ser riesgoso: “Tratarlo como ser humano es polémico porque en ningún momento lo meto en el estándar del ídolo; algunos no lo van a aceptar, pero es un reto que, para hacer una buena película, debes enfrentar”.
