Por: Alicia García-Molina
En febrero de 2019 Mariella Díaz-Blanchard se presentó en el Pleno de Sant Cugat en representación de la comunidad venezolana residente en Cataluña.
Durante su intervención describió la emergencia humanitaria que ha vivido el pueblo venezolano durante dos décadas. Me permito usar fragmentos de su discurso para crear un antecedente en la mente del lector.
“…forma parte del pasaje normal de las calles ver a seres humanos comiendo desperdicios de la basura, el salario base son cinco euros al mes, los precios suben; se duplican en horas porque hay una hiperinflación de 1,700,000% - son datos del Fondo Monetario Internacional- la canasta básica mensual se cubre con 300 salarios mínimos. Es imposible para las madres venezolanas alimentarse a sí mimas y alimentar a sus hijos. Los niños mueren en brazos de sus madres, los niños no pueden asistir a la escuela porque no tienen qué comer, porque no tienen transporte para ir a la escuela, porque los venezolanos por si no lo saben, se trasladan en camiones de carga que llaman perreras de forma indignante. ¿Porqué ocurre todo esto? Por que el sistema de transporte colapsó luego de veinte años de desidia. Los cadáveres en la morgue se pudren y explotan ¿por qué? , porque no hay electricidad, no hay neveras donde conservarlos cuerpos. Las familias dejan a los muertos abandonados en la morgue porque no tienen con qué pagar un funeral, a veces incluso los entierran con suerte en el patio de su casa. En Venezuela se vive y se muere de forma indigna… a esto se suma la usurpación de poder por parte del señor Maduro cuyo mandato acabó el 10 de enero de 2019 habiendo hecho un proceso electoral fraudulento desconocido por el mundo entero y habiendo sido declarado una usurpación del poder por la Asamblea Nacional, por el 84% del poder popular , por la comunidad internacional y por las bases de las fuerzas armadas. Ante este panorama pretender llamar a un dialogo es un absurdo y es un insulto para el pueblo venezolano…”
El pasado 30 de abril inició un movimiento que hoy conocemos como Operación Libertad. El llamado de salir a las calles a manifestarse pacíficamente el 1º de mayo se hizo extensivo a los venezolanos que se encuentran en el interior del país y a todos los exiliados, refugiados y residentes en el mundo entero. El objetivo principal es restaurar el orden constitucional legitimando el gobierno interino del presidente Juan Guaidó y desconocer al régimen dictatorial de Nicolás Maduro.
Las calles se llenaron de banderas de Venezuela y cantos de “¡libertad! ¡libertad!” al movimiento se han unido elementos de las fuerzas armadas en todos los niveles de mando, el apoyo internacional ha sido contundente a excepción de varias naciones que comulgan con la visión totalitaria del gobierno actual.
El fundamento del movimiento tiene bases constitucionales que habilitan a los ciudadanos a reinstaurar el orden legal tal y como rezan el artículo 333 “…todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia” y el artículo 350 “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.”
El movimiento no pretende nombrar arbitrariamente al siguiente mandatario, se piden elecciones democráticas libres que garanticen el goce de los derechos ciudadanos.
Resulta increíble y lastimoso que en nuestra época continuemos ciegos ante las injusticias sociales. ¿Se puede pensar que Operación Libertad es un golpe de Estado?
