No se esperaba mucho de Yannick Hanfmann, el 184 del mundo y con únicamente siete partidos ganados en el circuito en arcilla, fuera de futures y challengers, pero ninguno este año. El alemán asustó sólo un juego, el primero, y se diluyó después como si fuera un azucarillo para hincar la rodilla por 6-2, 6-1 y 6-3, en 1 hora y 57 minutos.
Nadal empezó con nervios y muchos. Él sabe la presión que supone acudir año tras año al Abierto galo con el único objetivo de la victoria y defendiendo la corona. Sólo en dos ocasiones había perdido en las pistas del Bois de Boulogne en sus 14 anteriores participaciones.
No iba a ser hoy la tercera vez porque el rival no tenía la entidad suficiente, a pesar de que Hanfmann le puso descaro y venía con la confianza de haber superado la fase previa sin ceder sets. El teutón disfrutó de cuatro pelotas de 'break' en el juego inicial y se frotaba los ojos. Ni él se lo creía. Las salvó todas Rafa gracias a su saque. Por el camino, sin embargo, se dejó la primera doble falta y mucho tiempo en el proceso para poner la pelota en acción.
Inmediatamente después, con Rafa al resto, se restableció la normalidad. Disfrutó de una opción de rotura y empezó a meter presión desde la devolución. Cualquier tipo de intercambio terminaba del lado del número dos mundial.
Las palancas planas de Hanfmann, de 1.93 metros, no están hechas para contrarrestar los efectos del mejor tenista de la tierra. A la segunda tentativa llegó el 'break'. En un visto y no visto, el marcador reflejaba un 3-0 para el campeón de 17 grandes.
Los presentes en la grada de la Philippe Chatrier estaban asistiendo a un monólogo pero ya lo sabían antes de emprender camino a sus posiciones. El tenis, al menos en el cuadro masculino de los Internacionales de Francia, no suele dar sorpresas cuando Nadal es uno de los protagonistas.
Rafa, al igual como ayer Roger Federer y Stefanos Tsisipas, ambos por su lado del cuadro y teóricos adversarios en las semifinales, tenía un doble objetivo: ganar pero hacerlo a la carrera pero esto no ha hecho más que empezar. El 'Grand Slam' de la tierra es una carrera de fondo en la que hay que preservar fuerzas para las rondas finales. Allí sí habrá todo en juego.
Hanfmann sumó en positivo en el partido a los 23 minutos. Fue gracias a un revés largo del español. Para la ocasión, el pupilo de Carlos Moyá en la capital gala lucía unas zapatillas diseñadas para la ocasión con los colores de las 11 elásticas que le sirvieron para levantar 11 veces la Copa de los Mosqueteros.
Nadal volvió a adelantarse por 3-0 en la continuación. Ya no había dudas de que el partido era de una única dirección. El alemán dispara y mucho con su revés. A pesar del dominio, el balear no descuidaba su alimentación y en este caso los dátiles que figuran siempre en una de las sillas en los cambios. Con el juego sumado por Yannick en la entrada del tercer set evitó ser el rival que menos oposición había presentado en el estreno de Nadal en los Internacionales de Francia. Ese dudoso honor seguirá recayendo en Robby Ginepri (2014) y Sam Groth (2016), con tres asaltos sumados. Simone Bolelli logró cinco en 2012.
No había posibilidades para el entrenador de Hanfmann de darle instrucciones porque su discípulo se mueve con el hándicap de tener un 60 por ciento de audición.
La derecha del rey de la tierra puso la directa y dio señales de estar lista para batallas mayores que llegarán, pero a partir de la segunda semana de competición.
Cruzada alemana
Después de medirse a un Yannick, Nadal se las verá con otro, igualmente procedente de la fase de calificación. En este caso responde al apellido de Maden, verdugo de Kimmer Coppejans por 7-6, 7-5 y 6-3.