Dos dientes de leche infantiles encontrados en un remoto enclave arqueológico en el noreste de Siberia sirvieron para identificar a un grupo humano desconocido hasta ahora que habitó la región de Siberia en la Edad de Hielo.
La investigación, liderada por científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y la Universidad de Copenhague, sugiere que las antiguas poblaciones de Siberia sobrevivían hace 31.000 años, en unas condiciones extremas, gracias a la caza de mamuts, rinocerontes lanudos y bisontes.
Los autores del estudio han bautizado a ese grupo humano como los "Antiguos siberianos del norte" y describen su existencia como "una parte significativa de la historia de la humanidad".
"Estas personas se diversificaron casi al mismo tiempo que los ancestros de los actuales asiáticos y europeos, y es probable que en algún momento ocuparan amplias regiones del hemisferio norte", señala Eske Willerslev en un comunicado de la Universidad de Cambridge.
"Este hallazgo ha cambiado mucho de lo que pensábamos que sabíamos sobre la historia de la población del noreste de Siberia, pero también sobre lo que sabemos sobre la historia de las migraciones humanas en su conjunto", expresó por su parte Martin Sikora, del Lundbeck Foundation Centre for GeoGenetics, de la Universidad de Copenhague.
Los científicos calculan que en el enclave que han estudiado podrían haber vivido unas 40 personas, mientras que la población del mismo grupo en la zona podía alcanzar las 500.
Los dos pequeños dientes que se han recuperado han permitido extraer muestras de ADN para profundizar en el conocimiento del grupo.
El análisis genético indica que esos humanos no estaba sufriendo endogamia, como si ocurría entre las poblaciones de neandertales, en declive en aquella época.
El estudio publicado en "Nature" analiza asimismo otras 34 muestras de genomas humanos recuperados en excavaciones arqueológicas en diversos puntos del norte de Siberia y Rusia central.
Informe21 señala que sus conclusiones apuntan a que los antiguos grupos norsiberianos representan una de las piezas necesarias para comprender el rompecabezas genético de los actuales habitantes de Europa, Asia y América.
Entre sus descubrimientos, los investigadores indican que han detectado unos restos humanos siberianos de hace 10.000 genéticamente emparentados con los nativos americanos.