“Aquí sentimos que podemos dar más pasos positivos porque es fácil, divertido agradable y amoroso. Es un sueño, en España es más complicado”, explicó Ramos Dual, un cordobés que forma un grupo de música de techno punk con su mismo nombre junto a Yul Navarro, en entrevista con Efe durante su segundo gira por México.
“Lo mejor de este país es la gente”, afirmó a Efe con seguridad Adrián, guitarra y voz de Kings of the beach, un grupo vigués que pasó por México para satisfacer las ansias de sus seguidores, quienes son, explicó su compañero Yago, bajo y voz, “muy entregados. Muestran devoción y admiración hacia las personas que llevan a cabo su arte”.
Javi, guitarrista y cantante de Arizona Baby, una banda de Valladolid que goza de reconocimiento internacional, recordó que “la gente (de México) tiene ese calor humano, lo transmite y expresa sus emociones. Nos viene bien porque nos gusta interaccionar con el público en los conciertos, es una parte de nuestros shows”.
Ramos Dual & Yul Navarro, Kings of the beach y Arizona Baby son solo algunos de los grupos emergentes españoles dentro del género alternativo que siempre ha encontrado un público muy fiel y mucho más entregado en el país latinoamericano.
Los cantautores también tienen una especial repercusión en México, llegando al punto en algunos casos de desarrollar la mayor parte de su carrera en este país.
Por ejemplo, el cantautor gallego Andrés Suárez dijo en una entrevista con Efe el pasado noviembre que “esta parte del mundo significa calor, familia, continuidad, palabras y responsabilidad. Es el origen de muchas cosas”.
El éxito de artistas españoles en México fue colateral durante la dictadura franquista (1936-1975), periodo en el que miles de intelectuales españoles tuvieron que salir de su país natal huyendo de la muerte, que acechaba a cualquier defensor de la libertad.
Además, las similitudes culturales y la lengua común hicieron de México un destino clave para cantantes españoles que buscaban ampliar sus fronteras.
Por ejemplo, Rocío Durcal, quien cuando empezó a girar por México en 1977, tras un parón de su carrera musical, tuvo el beneplácito y el apoyo de Juan Gabriel, uno de los mayores exponentes de la música mexicana del siglo XX, consiguió integrarse llegando a ser idolatrada de este lado del océano, donde descansan la mitad de sus cenizas.
Por otra parte, tras la prohibición por parte del presidente mexicano Luis Echeverría (1970-1976) de conciertos y emisiones de rock en español, la apertura a principios de 1980 permitió que “la movida” llegara a México, sin necesidad de tomar un avión, de la mano de “dj’s”.
Fue entonces cuando ganaron fama en el país latinoamericano grupos como Alaska o Nacha Pop y otros externos a esta revolución cultural como Hombres G, Héroes del Silencio y Mecano.
Ana Torroja comenzó a tener éxito con Mecano y terminó quedándose a vivir en un país que, dijo en entrevista con Efe, hace más de 30 años le hizo sentir que “te abre su casa con generosidad, sin pedir nada a cambio”.
Con la aparición de las redes sociales a partir de los primeros años este siglo, la facilidad de darse a conocer para los músicos emergentes empezó a aumentar ya que funcionaron también como plataforma de promoción.
Una persona podía grabarse en su casa en un rincón de España y conseguir que un mexicano pudiera verlo o escucharlo gracias a herramientas como MySpace (2003) y YouTube (2005).
Yago, de la banda Kings of the beach, prefiere dejar en manos de su compañero Adrián la gestión de las redes sociales y consideró que “si una banda es buena, la publicidad se hace sola”.
Pero, ¿cuál es el motivo para que se den estos triunfos entre artistas españoles con estilos tan distintos?
Muchos apuntan a la conexión entre mexicanos y españoles, que tienen una historia musical común, incluso en la música con letras en inglés.
Es el caso de Arizona Baby, cuyo baterista, Guille, consideró que en el país latinoamericano “hay conexión con la gente de España, más concretamente con la del sur”.
Yul Navarro, por su parte, opinó que, más allá de las similitudes, en México hay “escena” de lo que ellos hacen y de muchos otros estilos “underground”, como el “garage” de Kings of the beach.
“La escena que siempre tuvimos en mente está aquí”, explicó Navarro.
Y es que abundan las salas como Foro Bizarro e Indierocks!, que programan conciertos de grupos de todas las procedencias, o lugares como el Centro Cultural de España en México, que cuenta con innumerables eventos en los que los artistas emergentes españoles siempre tienen hueco.
También es muy importante, apuntó Javi, de Arizona Baby, “el apoyo de instituciones como embajadas o festivales” que aseguren una viabilidad económica.
México es, desde hace mucho tiempo y cada día más, un oasis en el desierto para artistas con ansias de expansión y una puerta grande por la que entrar en Latinoamérica en una época en la que el arte muchas veces ocupa un segundo plano.
“Este país es una puerta para Latinoamérica e incluso para Estados Unidos, una catapulta hacia el resto del continente”, expresó Ramos Dual con ilusión.
Por ejemplo, Rocío Durcal, quien cuando empezó a girar por México en 1977, tras un parón de su carrera musical, tuvo el beneplácito y el apoyo de Juan Gabriel, uno de los mayores exponentes de la música mexicana del siglo XX, consiguió integrarse llegando a ser idolatrada de este lado del océano, donde descansan la mitad de sus cenizas.
Por otra parte, tras la prohibición por parte del presidente mexicano Luis Echeverría (1970-1976) de conciertos y emisiones de rock en español, la apertura a principios de 1980 permitió que “la movida” llegara a México, sin necesidad de tomar un avión, de la mano de “dj’s”.
Fue entonces cuando ganaron fama en el país latinoamericano grupos como Alaska o Nacha Pop y otros externos a esta revolución cultural como Hombres G, Héroes del Silencio y Mecano.
Ana Torroja comenzó a tener éxito con Mecano y terminó quedándose a vivir en un país que, dijo en entrevista con Efe, hace más de 30 años le hizo sentir que “te abre su casa con generosidad, sin pedir nada a cambio”.
Con la aparición de las redes sociales a partir de los primeros años este siglo, la facilidad de darse a conocer para los músicos emergentes empezó a aumentar ya que funcionaron también como plataforma de promoción.
Una persona podía grabarse en su casa en un rincón de España y conseguir que un mexicano pudiera verlo o escucharlo gracias a herramientas como MySpace (2003) y YouTube (2005).
Yago, de la banda Kings of the beach, prefiere dejar en manos de su compañero Adrián la gestión de las redes sociales y consideró que “si una banda es buena, la publicidad se hace sola”.
Pero, ¿cuál es el motivo para que se den estos triunfos entre artistas españoles con estilos tan distintos?
Muchos apuntan a la conexión entre mexicanos y españoles, que tienen una historia musical común, incluso en la música con letras en inglés.
Es el caso de Arizona Baby, cuyo baterista, Guille, consideró que en el país latinoamericano “hay conexión con la gente de España, más concretamente con la del sur”.
Yul Navarro, por su parte, opinó que, más allá de las similitudes, en México hay “escena” de lo que ellos hacen y de muchos otros estilos “underground”, como el “garage” de Kings of the beach.
“La escena que siempre tuvimos en mente está aquí”, explicó Navarro.
Y es que abundan las salas como Foro Bizarro e Indierocks!, que programan conciertos de grupos de todas las procedencias, o lugares como el Centro Cultural de España en México, que cuenta con innumerables eventos en los que los artistas emergentes españoles siempre tienen hueco.
También es muy importante, apuntó Javi, de Arizona Baby, “el apoyo de instituciones como embajadas o festivales” que aseguren una viabilidad económica.
México es, desde hace mucho tiempo y cada día más, un oasis en el desierto para artistas con ansias de expansión y una puerta grande por la que entrar en Latinoamérica en una época en la que el arte muchas veces ocupa un segundo plano.
“Este país es una puerta para Latinoamérica e incluso para Estados Unidos, una catapulta hacia el resto del continente”, expresó Ramos Dual con ilusión.