La pared entre el fútbol y la literatura ha entrado en el área en los últimos años con una avalancha de títulos. Quedó atrás la época en la que parecía una herejía escribir libros con el balón en la mesa. Los hay que entran en un vestuario; otros, penetran en el alma del aficionado; no faltan los que realizan una inspección de una estrella o un entrenador. El Arsenal, el superclásico, Guardiola, la Premier, la vida, la muerte, el Azteca, Maradona, Di Stéfano, el divismo, Messi, todo tiene su párrafo. En plena Feria del libro, esta es una lista de convocados que no puede faltar en una estantería.
Soy Zlatan Ibrahimovic- (Editorial Córner)
Ibra no cabe en un solo libro. David Lagercrantz recoge las confesiones de un futbolista sueco que sobre todo congenia con él mismo. Aquí muestra qué le pareció a primera vista el Barça.
"Messi, Xavi, Iniesta, todos ellos parecían colegiales. Los mejores futbolistas del mundo agachaban la cabeza. Yo eso no lo entendía. Era ridículo. En Italia, si los entrenadores les hubieran pedido a las estrellas que saltaran, les habrían mirado y habrían pensado: ¿De qué van? ¿Por qué tenemos que saltar?"
Una vida demasiado corta- (Ronald Reng, Editorial Contra)
El éxito no vale nada cuando la cabeza no va. La vida de Robert Enke terminó antes de tiempo. El testimonio de esta obra aclamada sobrecoge. Así fue el último día de su vida.
"En la pizarra magnética de la cocina Robert ha anotado con un rotulador todo lo que hay que hacer, también las cuatro entradas que hay que reservar para el partido del Bayern. Robert sale por la puerta: hoy tiene dos sesiones de entrenamiento individual, una con el preparador físico por la mañana y otra con el entrenador de porteros del Hannover 96 por la tarde. Volverá a casa sobre las seis, como siempre. O eso es lo que le dice a Teresa. Pero ese martes no hay programado ningún entrenamiento".
Fiebre en las gradas- (Nick Hornby, Anagrama)
Es imposible leer esta obra y no hacerse un poco del Arsenal. En sus páginas Hornby recorre toda vida pegada a unos colores. Divertido, nostálgico e inspirado, el autor olfatea un club como pocas veces se ha hecho.
"Todo el mundo conoce la canción que entonan los hinchas del Milwall con la melodía del Sailing de Rod Stewart: 'Nadie nos quiere, nadie nos quiere, nadie nos quiere, y nos da igual'. Siempre me ha parecido, la verdad, que es una canción un poco melodramática, y que si alguien debiera cantarla con todas las de la ley, somos los del Arsenal".
Es imposible leer esta obra y no hacerse un poco del Arsenal. En sus páginas Hornby recorre toda vida pegada a unos colores. Divertido, nostálgico e inspirado, el autor olfatea un club como pocas veces se ha hecho.
"Todo el mundo conoce la canción que entonan los hinchas del Milwall con la melodía del Sailing de Rod Stewart: 'Nadie nos quiere, nadie nos quiere, nadie nos quiere, y nos da igual'. Siempre me ha parecido, la verdad, que es una canción un poco melodramática, y que si alguien debiera cantarla con todas las de la ley, somos los del Arsenal".
Esperándolo a Tito- (Eduardo Sacheri, Galerna)
Sacheri es un Maradona de las letras. Desde que se editaron estas páginas llevan el número 10 de la camiseta. No hay una línea que no merezca la pena. Aquí, su reflexión sobre Independiente de Avellaneda.
"Todavía me acuerdo de ese número once de cuero blanco, cosido en la camiseta como el de Bertoni. Pero ahora también veo, cuando me fijo con suficiente atención, que mi viejo también lleva lo suyo. Lo tiene ahí, en la espalda, justo a la altura del nacimiento de las alas: un diez de cuero blanco, igualito igualito al de Bochini".
Sacheri es un Maradona de las letras. Desde que se editaron estas páginas llevan el número 10 de la camiseta. No hay una línea que no merezca la pena. Aquí, su reflexión sobre Independiente de Avellaneda.
"Todavía me acuerdo de ese número once de cuero blanco, cosido en la camiseta como el de Bertoni. Pero ahora también veo, cuando me fijo con suficiente atención, que mi viejo también lleva lo suyo. Lo tiene ahí, en la espalda, justo a la altura del nacimiento de las alas: un diez de cuero blanco, igualito igualito al de Bochini".
Fútbol, una religión en busca de un Dios- (Manuel Vázquez Montalbán, Debate)
La escritura lúcida y polivalente de Manuel Vázquez Montalbán no rechazaba el fútbol. Azulgrana, disfrutaba de la rivalidad con el Madrid, y este libro es una sucesión de genialidades. Así describía a Romario.
"Llamándose Romario, no podía esperarse otra cosa que goles sureños, del sur más profundo del mundo, con un estilo de samba con seriedad de macumba, de la misma manera que llamándose Van Basten los goles han de ser nórdicos y de metro noventa de estatura".
La escritura lúcida y polivalente de Manuel Vázquez Montalbán no rechazaba el fútbol. Azulgrana, disfrutaba de la rivalidad con el Madrid, y este libro es una sucesión de genialidades. Así describía a Romario.
"Llamándose Romario, no podía esperarse otra cosa que goles sureños, del sur más profundo del mundo, con un estilo de samba con seriedad de macumba, de la misma manera que llamándose Van Basten los goles han de ser nórdicos y de metro noventa de estatura".