El mercado de videojuegos en China es el más grande del mundo al recaudar cerca de 33 mil millones de euros. En los últimos años, la demanda ha crecido de una forma abismal, y ya son muchas las empresas que han plagado el mercado con opciones diferentes.
En el gigante asiático, los videojuegos significan una oportunidad económica como también una amenaza social que en situaciones extremas que ha llevado a graves casos de consumo excesivo. En un país con este sector tan desarrollado y un índice de adicción alto, no han tardado en aparecer diversos especialistas para tratar los casos más difíciles. Sumado a ello, está el aumento de casos de miopía en los más jóvenes.
Esta situación llevó al gobierno tomar la decisión de limitar las horas de juego y paralizar durante ocho meses la concesión de permisos para el lanzamiento de nuevos títulos en el país. La medida despertó la controversia generando pérdidas millonarias y del liderazgo frente a Estados Unidos.
Ante ello, la industria de los eSports surge como una alternativa diferente a lo ofrecido por los videojuegos, por gozar de buena popularidad y reputación. Hace unos meses, el gobierno levantó el veto y reconoció oficialmente a los eSports como una profesión. Este reconocimiento no solo va directamente a los jugadores, sino también a los que hacen posible el crecimiento del sector.
Peter Warman fundador de la consultora Newzoo, dijo durante el Esports Bar Cannes que la administración China ha empezado a cambiar su percepción sobre los eSports como una experiencia diferente a los videojuegos.
Diversas instituciones se acercan cada vez más al sector de los eSports en China, como una actividad que puede sociabilizar a sus ciudadanos, diferente al estar encerrado en casa jugando videojuegos.
Warman dice que ahí está la clave para que el gobierno chino vea a los eSports como una práctica más saludable que los videojuegos. China ha creado centros de entretenimientos especializados en eSports y algunos lugares se han vuelto menos individualistas y más sociales.
Esta situación haría reconciliar al gobierno con el mundo de los videojuegos, promoviendo valores saludables con actividades presenciales.
