Por Alicia García-Molina
Contrario a lo que se piensa, México es un país mucho más machista que racista. Nos engañamos creyendo que la división de clases sociales ha abierto las venas de nuestro país.
Nadie niega la magnitud de la disparidad económica e incluso el desdén con el que se trata a los indígenas quienes aún olvidados parecen extinguirse ante la llegada del internet y la tecnología.
Si pudiéramos medir objetivamente aspectos culturales e ideológicos en México, concluiríamos que, sin importar el grupo social o económico al que se pueda pertenecer, las mujeres son las más discriminadas.
Viene al caso ya que los estadistas manejan cifras de participación electoral con las que pretenden demostrar que los candidatos que han llegado al poder en los dos últimos sexenios han tenido una victoria contundente.
La lectura sociológica que nadie hace, ni siquiera las analistas más críticas- que por cierto, tienen una tendencia feminista marcada - tiene que ver con la incapacidad del electorado para poder votar por una mujer.
En las elecciones de 2012 Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la presidencia de la República obtuvo el 25.4% de los votos, en términos de votos, consiguió 12 millones 786 mil 647 votos. Quedando en tercer lugar con una diferencia del 12.8% contra Enrique Peña Nieto.
En 2018, Margarita Zavala presentó su renuncia antes de terminar la contienda. La candidata había tenido que hacer una campaña independiente después de los desacuerdos con los entonces dirigentes de Acción Nacional. ¿Podríamos pensar que al proyectar el panorama decidiría retirarse de la contienda para formar una estructura más sólida durante los siguientes seis años y así no saturar su imagen para una nueva candidatura?.
La reaparición del expresidente Felipe Calderón podría confirmar nuestra pregunta y también sustentar que además de los simpatizantes que consiguió con las acciones de su gobierno, genera una imagen de confianza para la idiosincrasia del mexicano.
Tal vez para muchos Margarita no tenga ni el temple ni la determinación para llegar a la presidencia, para otros será imposible pensar que una mujer pueda ejercer el cargo. La preparación, experiencia y capacidad no pueden ponerse en duda, sin embargo parece que México no quiere estar listo para una mujer tome las riendas. Llamémonos sociedad inclusiva y plural cuando logremos valorar lo que han logrado las mujeres mexicanas en cualquier rincón del país sin importar el nombre o el cargo al que aspiren, cuando exista una igualdad de oportunidades, México será poderoso.
Nadie niega la magnitud de la disparidad económica e incluso el desdén con el que se trata a los indígenas quienes aún olvidados parecen extinguirse ante la llegada del internet y la tecnología.
Si pudiéramos medir objetivamente aspectos culturales e ideológicos en México, concluiríamos que, sin importar el grupo social o económico al que se pueda pertenecer, las mujeres son las más discriminadas.
Viene al caso ya que los estadistas manejan cifras de participación electoral con las que pretenden demostrar que los candidatos que han llegado al poder en los dos últimos sexenios han tenido una victoria contundente.
La lectura sociológica que nadie hace, ni siquiera las analistas más críticas- que por cierto, tienen una tendencia feminista marcada - tiene que ver con la incapacidad del electorado para poder votar por una mujer.
En las elecciones de 2012 Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la presidencia de la República obtuvo el 25.4% de los votos, en términos de votos, consiguió 12 millones 786 mil 647 votos. Quedando en tercer lugar con una diferencia del 12.8% contra Enrique Peña Nieto.
En 2018, Margarita Zavala presentó su renuncia antes de terminar la contienda. La candidata había tenido que hacer una campaña independiente después de los desacuerdos con los entonces dirigentes de Acción Nacional. ¿Podríamos pensar que al proyectar el panorama decidiría retirarse de la contienda para formar una estructura más sólida durante los siguientes seis años y así no saturar su imagen para una nueva candidatura?.
La reaparición del expresidente Felipe Calderón podría confirmar nuestra pregunta y también sustentar que además de los simpatizantes que consiguió con las acciones de su gobierno, genera una imagen de confianza para la idiosincrasia del mexicano.
Tal vez para muchos Margarita no tenga ni el temple ni la determinación para llegar a la presidencia, para otros será imposible pensar que una mujer pueda ejercer el cargo. La preparación, experiencia y capacidad no pueden ponerse en duda, sin embargo parece que México no quiere estar listo para una mujer tome las riendas. Llamémonos sociedad inclusiva y plural cuando logremos valorar lo que han logrado las mujeres mexicanas en cualquier rincón del país sin importar el nombre o el cargo al que aspiren, cuando exista una igualdad de oportunidades, México será poderoso.