Los 10 principales aspirantes demócratas a las elecciones presidenciales de 2020 se enfrentaron anoche en la Universidad de Texas Southern, en el debate organizado por las cadenas Univision y ABC.
El tercer debate televisado reunió al mismo tiempo y por primera vez al exvicepresidente Joe Biden, que lidera todas las encuestas, los senadores Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Kamala Harris, además de otros cinco fuertes aspirantes que esperaban tener su "momentum", un minuto de gloria que los catapultase.
Temas como la inmigración, control de armas, salud, cambio climático y las relaciones exteriores y económicas con países como China, estuvieron en el centro de la atención.
Biden, como en los otros debates, fue el más atacado por sus rivales. Biden esta vez presentó una defensa más fuerte que en los debates anteriores de su historial. Se mostró como el continuador natural de las políticas de Barack Obama, destacó Univisión.
A la hora de la verdad, pese a algunos ataques puntuales contra Biden, los candidatos surfearon el debate sin arriesgar y ninguno logró sobresalir por encima del resto.
Sanders y Warren, los más izquierdistas, mantuvieron su pacto tácito de no agresión con el que van de la mano en el tema de la salud, el que más preocupa al electorado demócrata y para el que proponen un rompedor sistema público conocido como "Medicare for all" que entierre el jugoso negocio de los seguros privados.
La política exterior ocupó también un lugar destacado en el debate con la guerra de Afganistán, la más larga que ha librado nunca Estados Unidos, como la principal de las preocupaciones internacionales y con la visión extendida de que ha llegado el momento de retirar las tropas.
"Lo que estamos haciendo en Afganistán no está ayudando a la seguridad en Estados Unidos, a la seguridad en el mundo o a la seguridad en Afganistán. No podemos pedir a nuestros militares que sigan resolviendo problemas que no se pueden resolver militarmente", dijo Warren.
Por su parte, Sanders, calificó al presidente venezolano Nicolás Maduro de "tirano" y dijo que hay que ejercer presión internacional para que se convoquen "elecciones libres" en Venezuela.
El exministro de Vivienda y único latino en las primarias, Julián Castro, a su vez calificó a Maduro de "dictador" y propuso un programa temporal de alivio migratorio conocido como TPS para los venezolanos en Estados Unidos.
Castro también propuso un "Plan Marshall del siglo XXI" para los países del Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala), así como un renovado foco sobre América Latina.
El excongresista Beto O’Rourke pidió, en español, “respeto y dignidad” para los migrantes que llegan a Estados Unidos y afirmó que "tenemos a un supremacista blanco en la Casa Blanca".
O'Rourke se fortaleció con sus propuestas sobre restricción al acceso de armas, que se ha convertido en su cruzada desde el tiroteo en el Paso, Texas, que dejó 22 muertos a principios de agosto.
"Si es un arma diseñada para matar en el campo de batalla (...) claro que sí, vamos a requisar tu AR-15, tu AK-47", sentenció.
Por su parte, Kamala Harris tildó de "errático" al presidente Donald Trump en sus políticas comerciales. "Lleva a cabo una política comercial por tuit, francamente que viene de su frágil ego", dijo.
"Pero la conclusión es esta: Donald Trump a cargo de la política comercial, ya sabes, me recuerda ese, ese tipo en el Mago de Oz, ya sabes, cuando abres el telón y es un tipo muy pequeño", dijo Harris y comenzó a reír.
Pese a que la salud ocupó los primeros 45 minutos de un debate que volvió a durar casi tres horas, fue el empresario Andrew Yang quien robó el protagonismo con su propuesta.
Yang propone restaurar la seguridad económica de la clase media, dando a cada estadounidense un ingreso básico de 1,000 dólares mensuales, sin ninguna condición.
Su argumento es que ese subsidio directo sirve para mitigar el impacto de la automatización, además de darle un ingreso universal a quienes realizan tareas de cuidado por el que no reciben pago, como las madres que crían a sus niños.