La artista mexicana Úrsula Flores invita a un juego óptico para cuestionar qué es lo sé que ve cuando uno mira. A través de fotografías en movimiento, imágenes digitales saturadas de colores brillantes y una instalación de espejos, la creadora coloca al espectador en una experiencia sensorial.
Se trata de su primera exposición Sensopercepción. Cosquillas para los ojos, que presenta en la galería del Instituto Nacional de Derechos de Autor, hasta el 13 de septiembre.
Si bien la vista es el eje guía por las obras, en realidad todos los sentidos se activan al entrar a la galería. La propuesta de Flores es crear un ambiente donde lo que se ve, lo que se siente y lo que se huele se ponen en duda. Pues a veces, plantea la artista, es bueno obligar al cerebro a pensar realmente qué sucede a su alrededor.
“En este proyecto lo que quiero mostrar es el lado artístico que tengo, el gusto por los sentidos, creo que son los que nos arraigan a la tierra, los que nos hacen sentir vivos. Lo que se crea aquí es un ambiente con el sentido del olfato, el gusto y es, sobre todo, un homenaje a los ojos”, cuenta Flores, quien a partir de sus estudios en Comunicación Visual utiliza el arte digital como principal herramienta.
Las fotografías no son retratos de personas o registro de paisajes simples, más bien, son abstracciones de mundos imaginarios, el de la propia artista. Ella misma cuenta que mucho del registro visual son detalles de la cotidianidad vista desde su propia perspectiva. Por ejemplo, sentada en una calle, o delante de un edificio o mientras mira la vegetación. Lo que busca son miradas alternas a las tradicionales.
Entonces expone la imagen de una planta en un close-up donde el color verde pareciera ficticio, ésta se encuentra girando dentro de una pequeña caja. También se observa la instantánea digitalde un cuarto de espejos o de un edificio alto visto desde dos perspectivas; ello en un diálogo constante con el color y el movimiento.
“El color es la explosión de la energía que tengo, los colores siempre hablan de esa fijación que tengo, aunque el negro es mi favorito, siempre trato de ver la vida de colores en todos los sentidos. En un árbol encuentro siempre diferentes tonos de verde, las flores me parecen la expresión de la pasión por el color. Tomo estas fotografías porque me gustaría que la gente viera a través de mis ojos, que vean como yo”, detalla de la muestra de entrada libre.
Otro elemento recurrente en su trabajo es el espejo como la materialización del reflejo. No sólo expone una instalación de tres espejos sobre el suelo donde el espectador se mira a sí mismo, sino en las fotografías hay un constante ejercicio de proyección de otros mundos.
En ello, tal vez, tiene origen el nombre artístico de Flores, quien firma sus proyectos como Maclo-U. Es la conjunción de Maclovia y Úrsula. La primera es un desdoblamiento de su propia personalidad. La artista explica que fue la manera de dar salida a su creatividad, a la persona juguetona y aventurera que convive con el adulto. “Son dos personas en una misma y juntas las tengo conmigo para crear”, refiere.