La decisión de confeccionar a mano osos de peluche para los niños migrantes tomada por una pareja de Nuevo México (EU) desencadenó una red de asistencia a miles de familias que llegan a los refugios de Las Cruces, en la frontera con México.
Esta “aventura comenzó con un oso”, después de ver un mensaje en las redes sociales para pedir muñecos de peluche para refugios fronterizos y centros de procesamiento, dice Susan Workman.
“Mi esposo Jim Gage y yo hicimos varios envíos, luego Freida Adams, la coordinadora de atención médica en los refugios de Las Cruces, nos contactó para decirnos: Deberían venir y distribuirlos ustedes mismos y ver las caras de los niños que los reciben?”, recuerda Workman.
Actualmente la pareja residente en Azteca, Nuevo México, ha tocado los corazones de cientos de personas que están donando artículos de primera necesidad para los inmigrantes, como ropa, mantas y productos de aseo personal.
“Estas visitas han sido algunas de las experiencias más significativas de mi vida”, dijo Workman, quien asegura que dicha felicidad contrasta con el trato que reciben los inmigrantes por parte de las autoridades cuando llegan a Estados Unidos. “Nos encontramos absolutamente horrorizados por cómo los tratan”.