La lupa de organizaciones internacionales se cierne sobre Chile con diversas misiones de observación con el objetivo de constatar las denuncias por violaciones a los derechos humanos mientras a nivel interno se debate sobre si el uso de balines de goma para reprimir las protestas fue excesivo.
La alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet; la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la organización Human Rights Watch o Amnistía Internacional desplazaron al país austral sus equipos más preparados, y tras un mes de protestas, que han dejado 23 fallecidos, las conclusiones empiezan a aflorar.
Conclusiones que parecen confluir en el mismo punto: desde que comenzó el estallido social en Chile el pasado 18 de octubre se han registrado violaciones a los derechos humanos, una realidad que ya adelantó hace semanas el estatal Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
Y entre esos abusos y excesos, el que más preocupante para muchos es el uso de balines de goma y perdigones utilizado por parte de Carabineros para reprimir y dispersar las manifestaciones.
El debate sobre este elemento antidisturbios se ha incrementado a nivel interno, a causa de estos disparos más de 200 personas sufrieron lesiones oculares y un estudio de la Universidad de Chileindicó que solo están compuestos por caucho en 20%, el resto es plomo, sílice y sulfato de bario.