Estos empiezan a disminuir o aumentar nuestro sentimiento de felicidad hasta regresar al punto de partida, de acuerdo con la doctora Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología del campus Riverside.
Nuestros hábitos pueden multiplicar o mermar esta sensación de felicidad, por este motivo la recomendación es no dejar de sorprenderse por todo lo nuevo, no apartarse del mundo y la sociedad, dejar de culpar a otros por aquello que nos ocurre, no aspirar a tener el control de todo, no juzgar y criticar a otras personas para sentirnos menos infelices, abandonar la queja y la negatividad (así como a la gente negativa) y dejar de intentar impresionar a los demás.