La expansión del coronavirus no sólo ha provocado una crisis sanitaria mundial, sino que también ya afecta a cadenas de suministros globales, es decir aquellas empresas que se dedican a la producción de teléfonos móviles, fabricantes de automóviles, incluso compañías de energía.
Hasta el momento el Banco Central de China ha optado por liberar 300 mil millones de yuanes (unos 43 mil millones de dólares) para ayudar a las instituciones financieras que conceden préstamos a empresas clave implicadas en la prevención y el control de la epidemia, como hospitales, instituciones de salud e investigación.
Sin embrago, el bloqueo industrial que se extendió a otras partes de la provincia de Hubei –el cuarto centro de fabricación de automóviles más grande de China– ha interrumpido los viajes de negocios, el movimiento de mercancías y trabajadores.
La cifra de muertos por el virus subió ayer a 908, superando a las víctimas mortales de la epidemia de SARS (774). Mientras que el número de infectados tampoco para de crecer, y ya suma 40 mil 171, aunque el número de nuevos casos confirmados, dos mil 924 en las últimas 24 horas, descendió con respecto a las cifras del sábado (tres mil 424).
El fabricante de iPhone, Foxconn, pidió a sus empleados mantenerse lejos de sus instalaciones en Shenzhen, un centro tecnológico que se encuentra a más de mil km de Wuhan, ciudad donde se inició el brote del virus. Mientras que las empresas como Toyota Motor y Honda Motor decidieron ampliar los cierres de sus plantas.
Incluso, el gigante tecnológico Amazon anunció ayer que se suma a Nvidia, Ericsson y LG y no acudirá al Mobile World Congress que se va a llevar acabo del 24 al 27 de febrero en Barcelona debido a la alerta sanitaria –que hasta el momento mantiene a España con dos casos de coronavirus–.
Pese a todo, GSMA, la asociación organizadora del Mobile, aseguró que el congreso se celebrará “según lo planteado” y que se adoptarán todas las medidas preventivas necesarias para evitar el contagio del virus.
A menos de seis meses del evento deportivo más esperado del mundo, muchos de los equipos olímpicos de China están lidiando con el impacto del coronavirus.
Las preocupaciones globales sobre los visitantes chinos que propagan el virus están llevando a restricciones en los equipos del país que entrenan en el extranjero.
Por ejemplo, el equipo de rugby chino debía regresar a su país desde un campamento de entrenamiento de invierno programado en Nueva Zelanda el 27 de enero, sin embargo aún se encuentra en su hotel en Tauranga y planean quedarse en ese país hasta al menos mediados de marzo.
En tanto, el equipo olímpico de bádminton de China que se encontraba en Bangkok, Tailandia, jugando en un evento clasificatorio cuando se anunciaron las medidas para contener el virus. Se les permitió regresar a China, pero tuvieron que entrar en un período de cuarentena.
Otros eventos programados dentro de China también se han visto afectados, pues el programa de clasificación para la lucha olímpica asiática, que se planeó del 27 al 29 de marzo en Xi’an, se reprogramará para más adelante este año y los clasificatorios para el boxeo olímpico, proyectados para principios de febrero en Wuhan, se pospusieron un mes y se mudaron a Jordania.
