La directora de enfermedades respiratorias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, Nancy Messonier, declaró el 25 de febrero de 2020 que “vamos a tener una expansión de la enfermedad aquí [en Estados Unidos]”, provocando así un desplome de las bolsas en todo el mundo.
Dow Jones, el principal promedio industrial indicador de la bolsa de Estados Unidos, cayó un 3.15% hasta llegar a las 27,081.36 unidades, al mismo tiempo que el S&P 500 se redujo en 3.03%, alcanzando así las 3,128.21 unidades.
Las pérdidas de los indicadores llevan ya cuatro días, lo que representa las mayores pérdidas en el mismo lapso desde diciembre de 2018, mientras los rendimientos del Tesoro de Estados Unidos alcanzaron un mínimo histórico y el “índice del miedo” de Wall Street -el índice de volatilidad- llegó arriba de los 30 puntos por primera vez desde 2018, aunque cerró en 27.85.
Respecto al peso, la Bolsa Mexicana de Valores cayó un 2.2% hasta llegar a las 43,818 unidades, registrando así su nivel más bajo desde diciembre y obligándola a regresar las ganancias acumuladas durante los primeros meses del año.
En su comparación con el dólar, el peso cedió 17 centavos y la moneda estadounidense se terminó vendiendo en 19.35 pesos, el precio más elevado de los últimos tres meses.
La incertidumbre también afectó al petróleo: el barril de WTI cayó a 51.42 dólares, es decir, un 3.7%, mientras el barril de Brent del Mar del Norte se contrajo 3.8%, a 56.3%. Estas caídas, si se suman a las registradas en lo que va de 2020, registran un déficit que alcanza el 15%; el retroceso se puede explicar al temor de una baja de la demanda de China, quien actualmente es el principal importador de petróleo del mundo, señala Enrique Quintana, economista ingresado de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Las caídas económicas a nivel global tienen una explicación en la propagación del coronavirus a nuevos países, como Italia e Irán, y la consecuente llegada del COVID-19 a nuevas regiones del planeta, lo cual terminaría con un paro en la economía mundial; según estimaciones de Capital Economics, el impacto a la economía del coronavirus podría llegar a los 280,000 millones de dólares, superior a las repercusiones financieras del SARS en 2003 -en esa ocasión, el virus ocasionó la pérdida de 40,000 millones-.
A pesar de que estas estimaciones puedan o no cumplirse, es un hecho que el PIB de China tendrá una caída en el primer trimestre de 2020, donde sólo crecerá 4% en comparación con el mismo periodo de 2019.