El Santo Grial de los coleccionistas de boletos del Metro es el “Juárez blanco“, una pieza de papel que fue impresa en 1972 y hacía alusión al centenario de la muerte del expresidente de México, Benito Juárez. Su precio puede alcanzar hasta cinco mil pesos en subastas, aunque estas no son frecuentes, pues existen pocos de estos objetos y quienes los tienen suelen atesorarlos.
Eduardo, el poseedor de dos de estas piezas, forma parte del grupo Coleccionistas de Boletos del Metro México DF, un colectivo en Facebook con más de mil 500 personas dedicadas a encontrar y salvaguardar estos preciados trozos de papel.
Me los encontré en una colección de libros viejos que me regaló un profesor, pero no me gusta exponerlos, son muy valiosos”.Eduardo.
La alternativa a esta entrega es el “Juárez” de color naranja, el cual puede costar entre mil 500 y mil 800 pesos. La única diferencia, de estos es que fueron emitidos en mayor cantidad. Su tonalidad es diferente y varios pudieron ser rescatados de los torniquetes.
Coleccionistas de boletos forman comunidad
Mensualmente, entre 30 y 80 amantes de estos pequeños trozos de historia se reúnen en distintos parques de la Ciudad de México, a fin de intercambiar los boletos y colocarlos en sus carpetas.
“El valor que le damos a cada boleto depende de tres cosas, el estado de conservación que tenga, la antigüedad y la escasez que haya de él, pero entre nosotros no permitimos la venta”Silverio Olivar.
Silverio Olivar, uno de los administradores de la comunidad, asegura que el grupo inició hace aproximadamente ocho años, cuando los fanáticos de estos objetos comenzaron a contactarse por medio de redes sociales.
El Sistema de Transporte Colectivo Metro suele emitir entre 10 y 25 millones de estos ejemplares de cada colección y son repartidos a las taquillas de las 195 estaciones que hay en toda la capital. Hasta finales del 2019, se han emitido 369 boletos que conmemoran algún evento ocurrido en el México.
Para hacerse de ellos, los colectores, han desarrollado algunas estrategias. La más útil de ellas, es acudir a estaciones donde el flujo de usuarios es menor que en otras.
En las terminales como Pantitlán es donde se acaban rapidísimo.Héctor, mejor conocido como Charlie Crocker.
Otros esperan en el área de torniquetes y en caso de encontrarse con cualquier boleto conmemorativo lo cambian por uno que no cuenta con un diseño especial. Algunos más se enteran de los nuevos lanzamientos gracias a su cercanía con algún trabajador del Metro.
Cuesta encontrarlos
La adquisición de algunos modelos no es tan sencilla, pues en las taquillas se suelen ofrecer las tiras de boletos mostrando el reverso de estos y así no se enteran cuál es el que hay en emisión. Esto los lleva a dos situaciones: arriesgarse y comprar un cartón que puede ser repetido o preguntar a las personas que acaban de salir cuál es el boleto que se esté ofreciendo.
Las taquilleras nos tienen bien identificados, así que cuando llegamos a la taquilla maltratan los boletos, los rayan o nos dan de los normales”.Héctor.
Pese a que el grupo Coleccionistas de Boletos del Metro México DF asegura que hay muchas trabajadoras que incluso los ayudan a encontrar diseños raros, hay otras de las que no han podido obtener ni una sonrisa.
Cada colección es única, así que algunos miembros de esta comunidad se dedican a buscar peculiaridades en cada uno de los boletos como números de serie con sus cumpleaños o con errores de impresión.
Pese a que las autoridades han eliminado el uso de estos papeles en la Línea 12 y el servicio tiende a dar preferencia al pago con tarjeta, los coleccionistas coinciden en que su afición por recolectar estos objetos está lejos de terminar.
Los boletos más difíciles de encontrar y que suelen ser subastados en altos precios, indican los miembros de este grupo son los “Juárez blanco” y naranja, los que conmemoran los aniversarios del Metro; la edición de la empresa de transporte Estrella Blanca que salió en 1999, el cartón que protagonizó la Línea B en el mismo año y la emisión de “Leer de Boleto en el Metro” impresa en el 2004.
