El hantavirus (VH) es una enfermedad zoonótica emergente transmitida por roedores, incluidos ratones y ratas. Se caracteriza por presentar síntomas de fiebre, mialgia y afecciones gastrointestinales, seguidas de un inicio repentino de dificultad respiratoria e hipotensión.
El agente causal pertenece al género Hantavirus, familia Bunyaviridae, y su nombre proviene del río Hantaan, en el sur de Corea, cerca del cual se aisló originalmente en 1978 el miembro prototípico, el virus Hantaan.
La forma clínica más común en la región es el síndrome cardiopulmonar por hantavirus (SCPH), que puede conducir a la muerte. Los síntomas de SCPH pueden desarrollarse hasta 42 después de la exposición -y en algunos casos hasta 56 días-, lo que dificulta la identificación de la fuente exacta de la infección.
La detección inicial del SCPH en la región tuvo lugar en 1993 cuando se produjo una epidemia que incluyó 27 casos en el sudoeste de los Estados Unidos. Sin embargo, un análisis retrospectivo del síndrome pudo identificar casos que han existido desde 1959.
Al menos 13 países en las Américas tienen áreas endémicas.
Cada año, hay aproximadamente 300 casos reportados en las Américas.
Desde 1993, cuando el virus fue reconocido inicialmente, y hasta 2016, se han registrado más de 6 mil 300 casos en países de la región donde la enfermedad está bajo vigilancia.
Las infecciones por hantavirus pueden ser fatales.
Las tasas de mortalidad pueden alcanzar hasta el 60%.
No hay tratamiento disponible.
El diagnóstico temprano puede reducir las tasas de mortalidad a la mitad.
Se puede prevenir reduciendo el contacto de las personas con roedores y sus excretas, en combinación con prácticas higiénicas del medio que impidan a los roedores colonizar la vivienda y los sitios de recreo y trabajo.
Transmisión
Los casos de infección por hantavirus en humanos generalmente ocurren en áreas rurales (bosques, campos, granjas, etc.), donde se pueden encontrar roedores que albergan el virus, pero también es posible la transmisión en áreas urbanas. Este virus se adquiere por inhalación de excrementos de roedores (orina y heces) y saliva. Solo algunos tipos de ratones y ratas pueden dar a las personas hantavirus que pueden causar SCPH.
a posibilidad de exposición a los hantavirus es mayor cuando las personas trabajan, juegan o viven en espacios cerrados donde hay una infestación activa de roedores. La infección humana no parece estar limitada a una edad, raza, grupo étnico o género en particular.
No se sabe si la transmisión directa puede ocurrir cuando las partículas más grandes entran en contacto con las membranas mucosas oculares, nasales u orofaríngeas. Sin embargo, las pequeñas roturas de la piel y las picaduras de roedores son probablemente efectivas, pero son rutas poco comunes de infección humana.
Se sabe que las garrapatas, pulgas, mosquitos y otros artrópodos que pican tienen un papel en la transmisión de los hantavirus. Aunque no se sabe que los gatos y los perros sean un reservorio de hantavirus, estos animales domésticos pueden poner a los roedores infectados en contacto con los humanos.
Los síntomas
El período de incubación varía de unos pocos días a seis semanas después de la exposición. Las personas infectadas pueden experimentar dolor de cabeza, mareos, escalofríos, fiebre y mialgia. También pueden experimentar síntomas gastrointestinales que incluyen náuseas, vómitos, dolores abdominales y diarrea, seguidos de un inicio repentino de dificultad respiratoria e hipotensión.
Diagnóstico y tratamiento
La identificación temprana y la atención médica oportuna mejoran el resultado clínico. La atención durante las etapas iniciales de la enfermedad debe incluir antipiréticos y analgésicos según sea necesario. En algunas situaciones, los pacientes deben recibir antibióticos de amplio espectro mientras confirman el agente etiológico.
Dada la rápida progresión de SCPH, el tratamiento clínico debe centrarse en la monitorización hemodinámica del paciente, el manejo de fluidos y el soporte de ventilación. Los casos graves deben transferirse de inmediato a las unidades de cuidados intensivos (UCI).
Las infecciones por hantavirus pueden parecerse a otras enfermedades como la leptospirosis, el dengue, el chikungunya e incluso la influenza en la etapa temprana. Incluir esta enfermedad en el diagnóstico diferencial con respecto a los síndromes febriles puede dar lugar a un reconocimiento más oportuno y a un mejor manejo de casos.
Las tasas de mortalidad pueden disminuir considerablemente gracias al diagnóstico temprano y a la presencia de laboratorios descentralizados que facilitan una detección temprana y un mejor manejo de casos.
Prevención
La aparición de SCPH se puede prevenir reduciendo el contacto de las personas con roedores y excretas, en combinación con prácticas higiénicas del medio que impidan a los roedores colonizar la vivienda y los sitios de recreo y trabajo. No existe una vacuna eficaz contra los virus en las Américas.
Las medidas preventivas deben cubrir los riesgos laborales y relacionados con el turismo ecológico. Si bien las actividades turísticas más comunes representan poco o ningún riesgo de exponer a los viajeros a roedores o sus excretas, las personas que participan en actividades al aire libre, como acampar o ir de excursión, deben tomar precauciones para reducir la posible exposición a materiales potencialmente infecciosos. La OMS recomienda la implementación de una gestión ambiental integrada, con el objetivo de reducir las poblaciones de roedores.
Medidas para disminuir el riesgo personal
La disminución del riesgo personal se basa en los principios de control de los roedores y de la infección. Se incluyen recomendaciones específicas para disminuir los sitios en que anidan los roedores y sus fuentes de alimento dentro y fuera de la vivienda; recomendaciones para eliminar los roedores en el interior de la vivienda y medidas para impedir que penetren en ella; precauciones para evitar la infección por hantavirus en tanto se limpian zonas contaminadas por roedores; medidas profilácticas para las personas que tienen exposición ocupacional a roedores salvajes, y precauciones para campistas y excursionistas.
Algunas recomendaciones incluyen:
Realizar campañas de control de roedores para reducir la población de los mismos.
Sellar los orificios que existan en la vivienda y disminuir las posibilidades de que los roedores hagan madrigueras en un radio de 30 metros alrededor de la vivienda.
Eliminar los elementos que puedan atraer a los roedores cerca de las casas (alimentos, granos, basura).
Usar medios de protección durante las labores agrícolas y labores de limpieza.
Distribución
La distribución de hantavirus depende únicamente de la ecología de su reservorio. Por lo tanto, si se conoce la distribución de roedores portadores de virus, la aparición de casos humanos puede ser predecible. Se han identificado aproximadamente 40 variantes en el continente, cada una asociada a un reservorio específico.
Aunque no todos los países han reportado casos humanos, uno puede sospechar que pueden ser subestimados debido a su parecido con otras enfermedades febriles. Además, los estudios de campo en roedores han demostrado que los hantavirus están circulando en países donde la enfermedad no es reportable y se encuentran cerca de territorios endémicos.
Casos
Cada año, hay aproximadamente 300 casos reportados en las Américas según los datos disponibles. Sin embargo, esta enfermedad es muy probablemente subestimada debido a la vigilancia limitada. Desde 1993 hasta 2016, más de 6.300 casos se han registrado en países de la región donde la enfermedad está bajo vigilancia. Estos se han asociado con diferentes tipos de hantavirus con diversos grados de virulencia y formas clínicas específicas.
Vale la pena señalar que, si bien los hantavirus pueden circular por toda la región, este virus no es una enfermedad notificable en todos los países miembros de la OPS. Esto plantea un desafío al evaluar la carga y el alcance de esta zoonosis y dificulta el desarrollo de posibles intervenciones para reducir su incidencia.Número de casos de hantavirus reportados en las Américas hasta 2016