Lejos aún del pico de coronavirus y cerca del invierno austral, Brasil camina hacia una tormenta con el inicio de la temporada de influenza, el final de la de dengue y brotes activos de otros virus que creía superados, como el sarampión.
Mientras se llenan las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, el presidente JairBolsonaro continúa con una “guerra política” contra las medidas de aislamiento de los gobiernos regionales y a favor de la vuelta a la normalidad.El sistema de salud de Sao Paulo está próximo al colapso por la creciente demanda por camas para pacientes con COVID–19, dijo ayer el alcalde Bruno Covas, quien admitió que estudia la posibilidad de decretar la cuarentena total.
Además de que deben considerar que a partir de junio, con la llegada del invierno austral, los casos de dengue bajan, pero suben los de gripe común y otras enfermedades.
A todos estos problemas deben añadirle también brotes de sarampión que continúan activos en las cinco regiones de Brasil.
Por otra parte, una encuesta realizada vía internet a más de 200 mil personas de 17 países, arrojó que 45 por ciento de los sondeados dijo que uno de los miembros de su hogar perdió su empleo, informó ayer el Banco Interamericano de Desarrollo.