Por Alejandra Martínez
El secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, dijo ayer que su gobierno tiene una “enorme cantidad de pruebas” de que el nuevo coronavirus se originó en un laboratorio de la ciudad china de Wuhan, algo que Beijing niega.
Pompeo insistió en que la cantidad de pruebas es “enorme”, durante una entrevista con ABCNews, a pesar de que las agencias de inteligencia estadounidenses dijeron que aún siguen examinando esa posibilidad y no han llegado a una conclusión.
Precisamente, el presidente de EU, Donald Trump, sostuvo el fin de semana que tiene pruebas de que el COVID–19 se originó en China.
En Wuhan opera un recinto de investigación virológica que ha sido señalado de dejar salir accidentalmente la nueva cepa de coronavirus SARS–CoV–2 que ha puesto al mundo de cabeza.
En 2005, el Instituto de Virología de Wuhan (IVW) inició la construcción del Laboratorio Nacional P4, dicho código indica máximo nivel de bioseguridad, pues maneja patógenos clase 4, que se transmiten de humano a humano, ahí se estudian las enfermedades más mortíferas y contagiosas del planeta como el SARS y ébola.
La construcción tomó 10 años y, en total, tuvo un costo de 300 millones de yuanes, unos 42 millones de dólares.
El laboratorio P4 mide 3 mil metros cuadrados, está localizado dentro de un edificio cuadrado con un anexo cilíndrico, cerca de un estanque, al pie de una colina boscosa. Cuenta con el banco de virus más importante del continente asiático, pues preserva unas mil 500 variedades.
The Washington Post informó que diplomáticos de EU que visitaron el Instituto de Virología de Wuhan en 2018, enviaron cables a su país expresando su inquietud por los estándares de seguridad.
El Instituto ha buscado apagar las teorías conspirativas, el director del Laboratorio Nacional, Yuan Zhiming, aseguró que los señalamientos de que el COVID-19 surgió en ese lugar son infundados y maliciosos.
Pompeo insistió en que la cantidad de pruebas es “enorme”, durante una entrevista con ABCNews, a pesar de que las agencias de inteligencia estadounidenses dijeron que aún siguen examinando esa posibilidad y no han llegado a una conclusión.
Precisamente, el presidente de EU, Donald Trump, sostuvo el fin de semana que tiene pruebas de que el COVID–19 se originó en China.
En Wuhan opera un recinto de investigación virológica que ha sido señalado de dejar salir accidentalmente la nueva cepa de coronavirus SARS–CoV–2 que ha puesto al mundo de cabeza.
En 2005, el Instituto de Virología de Wuhan (IVW) inició la construcción del Laboratorio Nacional P4, dicho código indica máximo nivel de bioseguridad, pues maneja patógenos clase 4, que se transmiten de humano a humano, ahí se estudian las enfermedades más mortíferas y contagiosas del planeta como el SARS y ébola.
La construcción tomó 10 años y, en total, tuvo un costo de 300 millones de yuanes, unos 42 millones de dólares.
El laboratorio P4 mide 3 mil metros cuadrados, está localizado dentro de un edificio cuadrado con un anexo cilíndrico, cerca de un estanque, al pie de una colina boscosa. Cuenta con el banco de virus más importante del continente asiático, pues preserva unas mil 500 variedades.
The Washington Post informó que diplomáticos de EU que visitaron el Instituto de Virología de Wuhan en 2018, enviaron cables a su país expresando su inquietud por los estándares de seguridad.
El Instituto ha buscado apagar las teorías conspirativas, el director del Laboratorio Nacional, Yuan Zhiming, aseguró que los señalamientos de que el COVID-19 surgió en ese lugar son infundados y maliciosos.
