En el año 2016 las redes sociales y la injerencia extranjera jugaron un papel preponderante en las elecciones presidenciales. Hasta entonces, el uso de internet para fines propagandísticos no estaba tan generalizado.
El cruce de acusaciones con países de la «lista negra» de Estados Unidos fue flagrante. Este año se vuelve a repetir la historia.
Un grupo de piratas informáticos con origen en Irán y China atacaron las campañas electorales de los candidatos a la presidencia en las elecciones de noviembre, Donald Trump y Joe Biden.
La técnica empleada fue «phishing», suplantación de identidad. Un tipo de acción malintencionada muy extendida y que sigue ofreciendo un gran gran impacto al cibercrimen.
La técnica empleada fue «phishing», suplantación de identidad. Un tipo de acción malintencionada muy extendida y que sigue ofreciendo un gran gran impacto al cibercrimen.
El director del grupo de análisis de Amenazas de Google, Shane Huntley, explica en un comunicado que estos ataques se dirigieron a las cuentas de correo electrónico de Gmail de trabajadores de ambas campañas.
De momento, no ha trascendido si los ciberdelincuentes accedieron a las cuentas para acceder a información privada.