La mascarilla, al igual que las llaves, el celular o la cartera, se ha convertido en un elemento indispensable en estos tiempos de pandemia.
Desde hace seis días, en Italia se ordenó el cierre de discotecas y se impuso el uso obligatorio del cubrebocas para acceder al servicio de transporte público, taxis, lugares cerrados o concurridos. Este país fue el primero en llevar a cabo el lockdown, es decir, el cierre total de actividades no esenciales para detener el aumento de contagios por COVID-19.
Actualmente, las discusiones y litigios abundan en el autobús o el Metro italiano, no falta quien utilize la mascarilla de forma incorrecta o simplemente no la use.
Ayer, el gobierno anunció mil 210 casos nuevos en 24 horas; muchos de ellos en Roma.
Los adultos critican a los adolescentes que se reúnen en las plazas o parques, ya que no mantienen el distanciamiento social ni usan alguna protección facial. Los jóvenes hoy en día son los más sensibles al contagio.
El verano, al igual que en otros países, cambió este año, las discotecas en las playas fueron clausuradas, caminar por Roma, encontrar algún museo y querer entrar no es posible, ya que se tiene que realizar una reservación, como ir al pedicure o salón de belleza.
En la capital, las autoridades no bajan la guardia, en los aeropuertos de Fiumicino y Ciampino se realizan test para detectar si un pasajero es portador de COVID-19. A los que vienen de países como España, Croacia, Grecia y Malta, se les realiza la prueba, y de ser positivos deben realizar una cuarentena.
Cabe destacar que ayer Italia superó el umbral de ocho millones de tests desde el inicio de la epidemia.
En septiembre, se reabrirán las escuelas con protocolos de seguridad sanitaria extremos. En caso de que un alumno sea positivo al coronavirus, pondrán en cuarentena a todos sus compañeros junto con el profesor y a los que hayan estado en contacto con él, y se sanitizará el aula donde estuvo.
Italia comenzará hoy la experimentación en humanos de la vacuna contra el coronavirus creada y producida en este país.
Miles de personas respondieron a la convocatoria de búsqueda de voluntarios –sólo la semana pasada fueron cinco mil–, pero finalmente serán 90 los que sean sometidos a las pruebas en el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Lazzaro Spallanzani.