Aunque sea difícil a veces, la verdad es que no deberíamos dejar de decir las cosas como son cuando es necesario, ya sea en el trabajo, en la familia o con amigos. Después de todo, las respuestas positivas y negativas que recibimos en los primeros estadios de nuestra vida nos ayudan a entender a los demás, a conseguir nuestros objetivos, a desarrollar buenos hábitos y a limitar o controlar lo que podríamos llamar nuestros defectos o debilidades más tarde en la vida.
¿Cuántos de nosotros nos hemos encontrado, con los años, en situaciones en las que recordamos el cuento de Hans Christian Andersen sobre el traje nuevo del emperador y deseamos que haya un niño que dé la cara y diga la verdad? Para resumir, estos son los consejos más relevantes sobre cómo dar feedback negativo:
1.-No hay una regla universal sobre cómo corregir o comentar algo negativo. Normalmente, la experiencia muestra que el feedback positivo motiva y profundiza el compromiso con la organización, mientras que el negativo desanima, genera desafección e incluso una especie de alienación. Yo, por ejemplo, cuando tengo que dar feedback negativo empiezo por compartir algunos elogios a mi interlocutor.
2.-Dicho esto, hay ocasiones en las que no solo se recomienda, sino que es esencial dar una evaluación negativa. En mi experiencia, las nuevas incorporaciones tienden a reaccionar mal ante el feedback negativo en comparación con los empleados más veteranos.
3.-Hay dos tipos de feedback negativo: uno está basado en percepciones y resultados, que pueden realizarse en el acto o en grupo, mientras que el otro tipo está basado en el comportamiento, por lo que es mejor corregirlo cara a cara y de manera constructiva.
4.-El feedback positivo anima a las personas a trabajar más duro, a la vez que refuerza el compromiso de los empleados con la empresa. Es conveniente felicitar cuando existen éxitos: los elogios y las felicitaciones siempre son motivantes.
5.-Una recomendación final es que debemos recordar que nuestras vidas profesionales y personales constituyen procesos de aprendizaje continuo y que es necesaria una cierta cantidad de modestia y humildad si queremos progresar. A veces, lo último que queremos oír es una crítica y, en esos momentos, de vez en cuando, no es mala idea recordarnos en silencio las palabras de Sócrates: «Solo sé que no sé nada».
NOTA
Este artículo está adaptado de mi capítulo de mi libro: Íñiguez de Onzoño, Santiago. Global leaders (Acción Empresarial) (Spanish Edition) (Posición en Kindle1899-1903). LID editorial.
