La moneda de cambio en México ha cambiado a lo largo de la historia, durante la época prehispánica fueron el cacao, el polvo de cobre, el jade o las mantas de algodón las que funcionaban como “dinero”, sin embargo, con la conquista y llegada de los españoles las transacciones comerciales comenzaron a realizarse a través de monedas.
Fue justamente con la llegada de los conquistadores que durante los primeros años comenzaron a usarse las monedas que habían traído de Europa; además de todo el oro que se había encontrado en Tenochtitlán se mandó a fundir para ser marcado con los símbolos de la corona española.
Con el paso del tiempo se generó la primera moneda netamente mexicana, elaborada con los abundantes metales preciosos que abundan en todo el territorio nacional.
De este modo la primera moneda cien por ciento mexicana fue la denominada el “oro de tepuzque”, una moneda de cobre con muy poca cantidad de oro que fue rechazada por los indígenas, debido a ello el uso del cacao y la plata se extendió durante más tiempo.
Mucho antes de que se comenzara a usar las monedas coloniales, en México se acostumbraba usar monedas de plata, curiosamente la única manera de definir el valor de estas monedas era pasándolas, de este modo cuando un pedazo de plata era bien pesado se comenzaba a denominar “peso”, dando nombre a la moneda mexicana.
Así el “peso” de plata se fue convirtiendo en la moneda tradicional del país poco a poco con el paso del tiempo
La primera moneda que se acuñó contenía 27 gramos y medio de plata y fue llamada Real de a ocho o peso duro, luego de que arribó a la Nueva España el virrey Antonio de Mendoza, quien tenía el encargo de creación la primera casa de moneda de América, dando así paso a la fundación de la Casa de Moneda mexicana en 1535.
Fue así que desde esta época la moneda nacional ha sido llamada como peso y gracias al comercio con otros países latinoamericanos, existen otros pesos.